“Entré en política porque no me dejaron otra opción”

Lorenzo Dorta, exalcalde de garachico y consejero insular y regional (CC)
Maestro, entrenador de fútbol, político, Lorenzo Dorta es un hombre polifacético. Sergio Méndez

Si alguien puede presumir de carrera política es Lorenzo Dorta, aunque está muy lejos de ello. Fue el alcalde más joven de Canarias y de España y el consejero del Cabildo de Tenerife que más tiempo duró en el cargo, 36 años. También desempeñó competencias en el Gobierno regional. Conoció a personalidades ilustres y hasta se dio el gusto de invitar a presidentes de otros países a dormir la siesta en su casa, como el venezolano Rafael Caldera. Vio lagrimear a Francisco Franco cuando hablaba de Canarias y en una ocasión discutió con Julio Anguita porque no entendía que llevara el ayuntamiento de Córdoba, cobrara un sueldo de maestro y no diera clases cuando él sí lo hacía. A partir de ese momento consiguió que le pusieran un sustituto como maestro para ocuparse de lleno al Consistorio. Ese año le cedió el sueldo de alcalde al director de la banda de música de Garachico porque no podía tenerlo en plantilla. Eso sí, se lo entregó en el concierto de Navidad para que todo el pueblo viera que era cierto. Ésta y otras anécdotas de su vida política y profesional las contó el exconsejero a Diario de Avisos durante una entrevista distendida que se prolongó durante casi tres horas.

– Nació en Buenavista, el pueblo natal de su madre por accidente, ¿Qué ocurrió?

“Cuando mi madre quedó embarazada estaba destinada como maestra en Arico, pero quería que la atendiera un médico alemán muy amigo de la familia que estaba exiliado en Buenavista. Así que al cumplirse de fecha, decidió ir hasta la otra punta de la Isla en guagua. Hizo transbordo con sus correspondientes esperas en Guímar, Santa Cruz, La Orotava e Icod hasta llegar a Buenavista. Un día entero para que la viera el médico. Después de semejante recorrido, al día siguiente dio a luz. A pesar de que no era lo habitual, me bautizaron dos años después, porque la costumbre era que el padrino fuese el mismo que el de boda, y en este caso era mi tío Pancho que estaba en la guerra. Así que tuvimos que esperar a que volviera para que yo pudiera recibir los santos sacramentos bautismales. Todos mis hermanos nacieron en diferentes municipios porque dependía del lugar en el que mi madre diera clase”.

– Usted también es maestro. ¿Cuál fue el primer colegio en el que ejerció?

“En el barrio de La Caleta de Interián y con 18 años. Las clases eran mezcladas, como una escuela unitaria y en una casa vieja alquilada. En 2008 pusieron una placa en la fachada para conmemorar el 50 aniversario en la que se puede leer: ‘En este edificio estaba la Escuela de la Caleta de Interián. Los alumnos del Curso 1957- 1958 homenajearon a Don Lorenzo Dorta García, como maestro de esta escuela en su 50 Aniversario’. Después pasé por el colegio Julio Delgado de Icod de los Vinos, donde coincidí dando clases con mi madre y mi esposa, que también es docente; en La Vega de Icod, también estuve diez años y lo hice con la primera. De allí me trasladaron al colegio José Antonio, en Santa Cruz; a La Matanza, y finalmente, en el primer concurso nacional en el que participé me destinaron a Torrecilla del Pinar, en Segovia. Allí fundé un equipo de fútbol”.

– ¿Por qué le surgió esa idea?

“En el pueblo no había nada que hacer y estábamos a menos 7 grados. Pero me encontré con la sorpresa que nadie sabía jugar. Los pocos que habían ido al seminario eran los que tenían una mínima idea así que formamos un equipito. Le enseñé a jugar al padre de José Antonio García Calvo, exjugador del Real Madrid, del Valladolid y del Atlético. Como no había que hacer un campo porque las llanuras eran inmensas, fue solo poner dos porterías y un balón, que lo compré en nombre del Ayuntamiento”.

– ¿De qué cuadro es hincha?

“Del Atlético de Bilbao, porque en los años 50 todos sus jugadores eran propios de la cantera. De hecho, la mitad de los jugadores de la selección española eran de este equipo”.

– Nacionalista hasta en el fútbol…

“Pues sí, en ese aspecto sí. En Garachico yo promocionaba a todos los jugadores de la cantera y después se marchaban a los clubes de Icod, Los Silos, o el Puerto de la Cruz, que le daban dinero. Pasa lo mismo en el Real Madrid o en el Barca, que no tienen de la cantera más que uno o dos. Sin embargo, el Atlético de Bilbao sigue ahí con todos sus jugadores propios de la tierra”.

– ¿Es de los que se fanatizan en un partido de fútbol?

“Soy del Tenerife y voy a los partidos. Incluso me siento con el obispo y con algunos amigos y expresidentes del Tenerife, con quienes mantengo una tertulia en el entretiempo pero después hasta el domingo siguiente no vuelvo a hablar. Tampoco estoy horas enteras mirando los partidos por televisión, solo miro los goles. Por eso de fanático, nada”.

– ¿Por qué decidió ser entrenador?

“Porque en Garachico no había otra cosa que hacer. Con 14 años ya jugaba en los infantiles y los juveniles, después en el Gara, al que conseguí ponerle Real Club Deportivo Gara cuando cumplió 100 años. Pero me lesioné, me operaron de la rodilla y ya no pude jugar más, así que hice el curso en Santa Cruz con varios jugadores del Tenerife. Yo estaba emocionado con todos ellos que jugaban mejor que yo, aunque yo era maestro”.

– Se presentó al concurso nacional, lo que actualmente se conoce como unas oposiciones, y empezó a trabajar antes de hacer el servicio militar, algo que no era común en la época…

“Era obligatorio hacer el servicio militar antes de presentarse a unas oposiciones, pero a los hijos de maestros sí se lo permitían y yo lo era. Así que me presenté y gané a la primera, pero luego tuve que ir al cuartel. Los de carrera lo hacían tres meses en verano, descansaban el curso y después otros tres meses al verano siguiente y salían de alférez si aprobaban. Con esta categoría elegían el sitio que querían. En los años 60 había un desconocimiento muy grande de la geografía canaria así que de puros aventureros un amigo y yo decidimos irnos para Fuerteventura un año entero porque no sabíamos si tendríamos más oportunidades de hacerlo y porque pagaban más que en Gran Canaria y Lanzarote. Cuando llegamos vimos un desierto y lo primero que se nos pasó por la cabeza es que ni siquiera chicas había para pasar el rato, nosotros que íbamos orgullosos con nuestros cordones de milicia. La casualidad es que en esa promoción había 17 alférez y se casaron 7, entre ellos, mi amigo y yo. Lo hice con la chica más guapa del pueblo y hoy es mi actual mujer”.

– ¿Cómo se le ocurrió entrar en política?

“No se me ocurrió, no me dejaron otra opción. Yo hacía deporte, teatro, actividades culturales, y participaba en las jornadas de la juventud. Los alcaldes de esa época los nombraba el gobernador civil de turno. Un día el representante convocó en Garachico a un montón de gente que estaba en el Consejo Local del Movimiento, y me invitaron. Plantearon que había muchas peleas para ocupar ese cargo por diversos motivos y que el único mirlo blanco era yo y por eso me nombraron pese a que les dejé claro que no tenía interés ya que ni siquiera había sido concejal. Eso fue un viernes y el lunes me esperaba en su despacho el gobernador Mariano Nicolás García, quien después fue un hombre importante en el golpe del 23-F. Me advirtió que la ley de administración local decía en uno de sus primeros artículos que el cargo de alcalde era obligatorio y gratuito, y por lo tanto, no podía decir que no. Pese a que le insistí que estaba dando clase, me dijo que me lo arreglaban todo. No me dejó opción. Al mes siguiente fui a trasladarle todo lo que faltaba en el pueblo y sin miramientos me dijo que lo resolviera poniéndole contribuciones especiales a los vecinos. Se me cayó el mundo encima”.

– ¿Y qué hizo?

“Como dice el refrán, ‘burro cargado busca camino’ así que empecé a moverme, a organizar asambleas populares en los barrios, a preguntarle a los vecinos cuáles eran sus necesidades y siempre prioricé lo que ellos me decían. Eso lo llevé a rajatabla y me fue muy bien. El gobernador civil en tiempos de Franco me preguntaba cómo me podía reunir con todos los vecinos por lo complicado que era. Vinieron las primeras elecciones democráticas y salí elegido por mayoría absoluta. Ya entonces estaba en la UCD de Adolfo Suárez”.

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