Recuperan la semilla de café de La Palma que estaba casi extinguida

Eduardo Brito ha logrado rescatar del olvido esta planta, cultivando con mucho esfuerzo e incomprensión ‘La típica palmera’, como la ha bautizado, en dos terrenos de Los Sauces
Eduardo Brito, en una de las plantaciones de café. | DA

El amor a la tierra, una buena dosis de nostalgia y otra gran parte de ilusión es lo que ha llevado al saucero Eduardo Brito Rodríguez a recuperar una semilla que estaba prácticamente desaparecida de los cultivos en la isla de La Palma y que solo se puede encontrar, abandonada, en zonas marginales: el café.

La típica palmera. Así ha bautizado esta semilla, que ha ido recuperando en este tiempo y de la que ya tiene dos plantaciones de cafetales en San Andrés y Sauces, que producen un café que, de momento, es para autoconsumo. Un esfuerzo que ha realizado en los tiempos que le deja libre su trabajo de conductor de ambulancia y sus ocupaciones familiares, sin contar, al menos hasta ahora, con el respaldo de la Administración pública, y sufrir cierta incomprensión social. “Estás loco” o “eso no se da en La Palma” fueron algunas de los comentarios que escuchó cuando se puso manos a la obra.

Las dos plantaciones que tiene en San Andrés y Sauces, una en Los Tilos y la otra en la zona de La Verada, serían, junto con la existente en el municipio grancanario de Agaete, los únicos cultivos de café que existen en Europa, “al menos que yo conozca”, nos comenta Brito Rodríguez, que se ha convertido en un experto en esta planta y la elaboración del café.

El origen de esta semilla está en Sudamérica. Fue traída por los emigrantes canarios “en sus bolsillos o en cajas de cerillas, como si fuese un diamante sin pulir para plantar en su tierra de nacimiento”, comenta Eduardo Brito, quien añade que la singularidad de La típica palmera responde a “las mutaciones sufridas durante todas esta décadas de adaptación al ecosistema isleño”.

El motor de esta iniciativa tiene mucho que ver con las razones del corazón, que son las que en definitiva mueven los proyectos como el de Eduardo Brito. “Todo comenzó con mis abuelos, hace más de 40 años, cuando nos ponían a mis hermanos y a mí a recoger unas bayas rojas de una planta que tenía en las orillas de los huertos de una plantación de plátanos, en una zona llamada El Cardal, en Los Sauces, junto a unos durazneros que podías llegar a ellos en la noche tan solo con el olor que desprendía entre tanta oscuridad”. Ese fruto era el café, que luego tostaban y molían en el hogar.

En la actualidad tiene sembradas más de medio millar de plantas de café, que garantizan la continuidad y supervivencia de un cultivo que estaba condenado a desaparecer y del que muchos ya no recuerdan que se produjera en la isla de La Palma.

De Colombia se ha traído una trilladora y una despulpadora. Dos máquinas para el procesado del café, si bien todavía carece de una tostadora para el grano, labor que realiza ahora como tradicionalmente se hacía en los hogares, es decir. con un sartén o un caldero. Contar con una tostadora profesional es una condición imprescindible para mejorar los resultados.

Ya ha realizado catas, en las que han participado expertos, y reconoce que aún le queda al café dos o tres cosechas más para que adquiera la madurez suficiente para dotarlo de su sabor característico.

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