El Tenerife propone “mano dura” para frenar la violencia en la base

“Si esto va a más, habrá que plantear que las sanciones sean más ejemplares; a lo mejor habría que jugar a puerta cerrada en algunas edades”, asegura Sesé Rivero
Sesé Rivero, en su despacho de la sede del CD Tenerife. Andrés Gutiérrez

La violencia en el fútbol es una preocupante lacra que cada fin de semana golpea y nos recuerda que la sociedad tiene un grave problema sin solucionar. Puñetazos, patadas, insultos y gritos son ingredientes ya tristemente habituales en los campos de fútbol del país. El fútbol base es el más afectado por este grave quebranto al fair play y al respeto. Canarias en general, y Tenerife en particular, no se escapan a esta herida abierta, aunque hay clubes empeñados en frenar esta mancha que no para de crecer. Uno de ellos es el CD Tenerife, que lleva varias temporadas tomando medidas concretas para poner coto a esta escalada de la violencia en el fútbol.

“Si esto va a más, habrá que plantear que las sanciones sean más duras. A lo mejor habría que jugar a puerta cerrada en algunas edades, o que las sanciones a los educadores-entrenadores sean más ejemplares si no tienen un comportamiento adecuado”. Así opina Sesé Rivero, director del área de fútbol base en el club blanquiazul.

Él tiene clara la causa del problema: “Se sobreexcita al futbolista y se le da una magnitud enorme desde la más tierna edad. Esto provoca que los partidos se conviertan en meras batallas. El papel de los clubes es vital, ya que al final todos tenemos identificados donde están los problemas”, afirma el dirigente, que no se esconde a la hora de proponer acciones correctivas severas: “Soy partidario de que se tomen medidas y de que no queden impunes aquellos que abogan por mantener un sistema de competición tan excitante que genera violencia. Las medidas habrá que tomarlas desde un punto de vista colectivo y lo que se apruebe se tiene que llevar a cabo. No se puede permitir que haya sectores, clubes o entrenadores que quieran ganar por encima de todo. Hay que tomar medidas más contundentes contra aquellos que incitan o provocan violencia. De una vez por todas, hay que tomar cartas en el asunto”, afirma con contundencia.
El Tenerife es un ejemplo, también en esto. Lleva años adelantándose a los acontecimientos para prevenir que los violentos manchen el escudo de la entidad representativa del fútbol provincial. “Nosotros tenemos seguridad privada en todos los partidos que juegan nuestros equipos en la Ciudad Deportiva. Aun así no estamos exentos de que cualquier persona empañe las muchas horas que le dedicamos a la prevención”, reconoce.

Pero quizás esta acción sea la de menor importancia. Hay más. “En el CD Tenerife tenemos unas pautas de comportamiento que van encaminadas a conseguir el fair play. Una de ellas es que los jugadores tengan siempre claras las normas de conducta que hay que seguir. Con los padres y madres tenemos reuniones frecuentes para transmitirles el significado de pertenecer al área de fútbol base del CD Tenerife. Los entrenamientos, durante los últimos años, se desarrollan a puerta cerrada, para que así el niño no se sienta presionado por el padre”, explica Rivero. Todos estos actos se aplican desde los alevines hasta el División de Honor. Pero sigue habiendo más.

A todos los jugadores se les dan charlas durante la temporada para prevenir otros comportamientos incívicos. Prevención de drogas, prevención de la ludopatía, trabajo con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o el buen uso de las redes sociales son algunos de los temas de estas charlas ofrecidas por expertos. Gracias a este tipo de obras, el Tenerife puede presumir de tener un fútbol base “respetuoso y colaborador a la hora de prevenir la violencia”. “Estamos muy contentos con los resultados que vamos teniendo”, sentencia Sesé Rivero.
No obstante, siempre hay algún tonto que empaña todo. Algún padre se ha salido del tiesto en la Ciudad Deportiva y ha sido invitado a abandonar el partido, como relata el jefe de la cantera. “Como club no pasamos por alto ciertas actitudes de los padres. Hay padres a los que hemos tenido que invitar a que no participen en los partidos de sus hijos. Tenemos el caso, la temporada pasada, de un padre que él mismo se autoimpuso el castigo de no acudir a los partidos de su hijo durante unos meses. Eso refleja que el CD Tenerife trabaja para prevenir la violencia y que se den los menos casos posibles”.

Pero el trabajo no solo va encaminado a educar a los padres. Por supuesto que los jugadores deben ser los primeros en dar ejemplo. Para los que no vayan por el camino adecuado, la entidad pone a su disposición a los dos psicólogos que trabajan con toda la cadena de filiales. “No estamos exentos de que algún jugador se equivoque en algún momento determinado. Los partidos derivan en situaciones de violencia, por lo que todo el equipo de trabajo de la Ciudad Deportiva tiene que encaminar que los jugadores entiendan que esto es un juego en el que a veces se gana y a veces se pierde”, concluye Rivero.

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