“No se puede obligar a leer, como no se obliga a amar”

La conversación con Aurelio González, referente del Partido Nacionalista Canario en el Gobierno autonómico y viceconsejero de Cultura y Deportes, era imprescindible tras conocer el programa de la Feria del Libro santacrucera
FOTO: Andrés Gutiérrez

Nos recibe en su despacho frente a la Casa de la Cultura, un espacio donde los libros y otras publicaciones son visibles prácticamente desde cualquier ángulo. La conversación con Aurelio González, referente del Partido Nacionalista Canario en el Gobierno autonómico y viceconsejero de Cultura y Deportes, era imprescindible tras conocer el programa de la Feria del Libro santacrucera, que abrió ayer sus puertas al público.

-Basta con repasar el listado de actos previstos para deducir que se ha hecho un esfuerzo con la Feria del Libro capitalina…
“Es verdad que hemos hecho un esfuerzo presupuestario para que los siete días [desde ayer y hasta el día 30] sea la feria que queremos, que sea una fiesta, un espacio motivador para que la gente se acerque al mundo del libro, y se acerque de una manera lúdica, recreativa. Queremos que en la Feria no haya solamente libros, sino que sea también musical, que haya gastronomía, cine… actividades, digamos, paraliterarias que ahonden en ese aspecto lúdico que consideramos imprescindible para una propuesta como la que buscamos”.

-¿Por qué consideran tan importante ese aspecto lúdico para la Feria del Libro?
“Porque lo que buscamos es crear un caldo de cultivo para ese encuentro, tan necesario, entre el lector y el libro, y viceversa. El objetivo es, como entiendo que podría denominarse, el placer lector. La obsesión de nuestro Gobierno, y desde luego del Área de Cultura en la perspectiva literaria, es que la persona que no es lector habitual experimente por primera vez ese placer, propio de cuando leemos algo que nos gusta. Siempre defendí ese concepto en las aulas y ahora, claro, lo hago desde el Gobierno”.

-Habla de ese placer lector sin detallar lo que debe leerse, desde una perspectiva general.
“Porque lo que se busca es que esa persona experimente el placer de leer, lo que sea, pero que disfrute leyendo. Da lo mismo que sean revistas del corazón, cómics o periódicos, porque lo interesante es que descubra la lectura como una diversión, que experimente, insisto, placer ante la sintaxis escrita”.

-¿Podría decirle a esa persona por qué entiende usted que es bueno leer? ¿Cómo la convencería de que se va a divertir?
“Le diría que la lectura nos sirve para vivir más intensamente, para vivir incluso otras vidas, sobre todo cuando leemos ficción. La gran ventaja de la lectura es que amplía horizontes; aunque solo sea ficticia, ilusoriamente te transporta a otros mundos, creados por el lector, pero de esa manera se vive más satisfactoriamente. Esa es la gran virtud de la lectura, aparte de, como venía a decir André Maurois, mientras uno lee es el libro quien contesta, porque el alma es quien está alentando ideas. Y ese es el objetivo, porque leer mucho significa en realidad vivir más intensamente”.

-Me da la impresión de que podría responder muchas más cosas sobre el placer de leer, dada su trayectoria y actual responsabilidad en el Ejecutivo autonómico…
[Sonríe] “No se equivoca. Leer también nos ayuda a evadirnos, lo que siempre puede resultar útil, porque la vida a veces puede resultar insípida, aburrida. Cuando vemos una película o leemos un buen libro, de alguna manera estamos huyendo de la parte amarga de la vida real. O sea, que también estamos ante una vía de escape, un lugar para refugiarnos, para huir de las adversidades y de las inclemencias de la vida real”.

-No deja de resultar sintomático que la persona que ocupa nada menos que el cargo de viceconsejero responda más como un artista que como un gestor…
“Respondo desde mi doble condición, pero la conclusión no deja de resultar la misma: a nadie se le puede obligar a leer, como a nadie se le puede obligar a amar. Porque los dos son actos libres. Nadie conseguirá que se ame o que se lea desde la imposición. Y hablo así por mi formación. Como profesor de Lengua y Literatura que he sido, mi objetivo siempre ha sido conseguir lectores nuevos, que la gente lea. Entiendo que esa actividad docente debe plantearse no como una revisión de la historia de la Literatura, que eso ya está en los manuales. A nosotros, hace ya tiempo, nos enseñaban el estilo y la vida de los autores, pero no lo comparto. Lo que hay que enseñar es lo que escribieron, porque la historia de la Literatura no es más que historia”.

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