El bastón del anciano

¿Recuerdan aquella adivinanza referida al ser humano que aprendimos de pequeños? "Qué animal comienza con cuatro patas, luego anda con dos, y termina con tres...".

¿Recuerdan aquella adivinanza referida al ser humano que aprendimos de pequeños? “Qué animal comienza con cuatro patas, luego anda con dos, y termina con tres…”. Esta tercera pata hacía referencia al bastón del anciano. Esa herramienta de apoyo y seguridad que se hace tan necesaria para las personas mayores. Mi madre a veces lo disimula con un paraguas que cumple las dos funciones. Pero lo cierto es que conforme van pasando los años vamos necesitando de nuevos puntos de apoyo. Y esos apoyos necesarios son nuevos bastones para un andar necesitado de apoyaturas desde la más tierna infancia. Como si no hubieran sido apoyos necesarios los brazos de los padres, la ayuda de los maestros, la integración de los amigos, el estímulo del amor y el compromiso de una fidelidad, para andar la vida que hemos andado.

Sin bastones no habríamos llegado hasta aquí. Es falsificación de la realidad esa afirmación enferma de individualismo que afirma “yo lo que tengo y lo que soy lo he conseguido con mi esfuerzo personal”. Sí y no; porque quien olvida los bastones del pasado tropezará con la verdad en el futuro. Y todos somos interdependientes, necesitados de apoyos, de bastones para andar.
Contemplar el paso lento de un anciano con su bastón en la mano es un discurso extraordinario. Una verdadera proclamación de la realidad. Una gráfica de nuestras múltiples dependencias y apoyaturas sin las cuales nada sería lo mismo.

Pensaba que los alcaldes toman posesión de la presidencia de los Ayuntamientos tomando en sus manos el bastón de mando. Pensaba que uno de los signos episcopales en el báculo, que no deja de ser otra forma de bastón. La autoridad no se puede ejercer sin puntos de apoyo, sin bastones, sin ayudas, sin equipo… Un equipo de trabajo es el más extraordinario bastón. Y eso nos exige transformar el afán de autonomía, tan peligroso, por el afán de comunión, tan necesario.

Valdría la pena hacer una exposición internacional del “bastones”. Desde el bastón de mando a la muleta, al bastón guía del ciego o al bastón plegable que llevan algunos en el bolso. Del bastón paraguas, al clásico bastón. Y anunciar la Expo-Bastón con una pancarta enorme que diga en todos los idiomas:
“QUIEN EXPONE SUS BASTONES, EXPONE SU VIDA”

Juan Pedro Rivero González
@juanpedrorivero

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