“En Canarias somos bastante solidarios pero nos cuesta acudir a donar”

Desde principios de año, el nacionalista asume la dirección del Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia
Christian Méndez. | FRAN PALLERO

Es la primera vez que ocupa un cargo público. Desde principios de año, el nacionalista Christian Méndez asume la dirección del Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia. Al poco tiempo de tomar posesión, en febrero, se enfrentó a la crisis por la escasez de sangre, que obligó a algunos hospitales a retrasar operaciones quirúrgicas. Ahora, para evitar estas situaciones, entre sus objetivos se encuentra reforzar la concienciación ciudadana y aumentar las extracciones.

-¿La comunidad autónoma canaria sigue estando a la cola en donación de sangre?

“Sí, solo Ceuta y Melilla nos superan por lo bajo”.

-¿A qué se debe, ya que, por el contrario, encabezamos las donaciones de órganos?

“Realmente, no lo sé. En Canarias somos bastante solidarios, pero nos cuesta acudir a donar. Cuando llega el momento de la urgencia todos arrimamos el hombro, pero falta concienciación en la regularidad. Con las campañas que hacemos se intenta potenciar la fidelización del donante, para conseguir dos o tres donaciones al año”.

-¿Qué tiene que decir sobre las acusaciones de venta de sangre por parte del Instituto?

“No tengo mucho más que añadir de lo que ya se dijo. Se aclaró que no es una venta. Todo el proceso, desde que se saca al donante hasta que llega al paciente, tiene unos costos. Y eso o bien lo sufraga la Consejería de Sanidad, o las aseguradoras. Pero venta no existe”.

-¿Cuánto cuesta económicamente una donación?

“El concentrado de hematíes, que es la bolsa, está sobre los 93 euros. Eso es el coste de procesamiento, desde que se saca, con las pruebas que se realizan y los gastos de captación, hasta que llega al hospital”.

-¿Cuál es el perfil del donante en las Islas?

“Sobre todo el varón de 20 a 40 años. Las mujeres también donan, pero a veces es más complicado, porque pueden estar por debajo del peso o con niveles inferiores de hemoglobina”.

-¿El donante habitual acude por primera vez o repite?

“Tenemos desde los donantes de primera vez, que suele estar entre los 18 y 25 años, y después, dentro de los 20 y 40 años, suele estar el donante que repite. Al final, los miedos iniciales son lo que más frenan, pero una vez que se superan, por primera vez, la gente intenta donar, al menos una vez al año”.

-¿Cuántas personas van a las sedes físicas y cuántas a las unidades móviles?

“En las islas capitalinas suelen ser mayores las donaciones en los hospitales que en las unidades móviles, pero en las islas menores pasa al contrario, salvo en La Palma. Suele depender de las condiciones de cada isla”.

-¿Se prevé abrir más puntos fijos de donación?

“Vamos a potenciar el Centro de Salud de San Isidro, que es un punto fijo en el Sur, porque mucha gente no lo tiene como referencia. La idea es intentar ampliar la red, pero siempre teniendo en cuenta que, para muchos, resulta más cómoda la unidad móvil, porque es más cercana que los puntos fijos. Cuando el hospital del Sur esté a pleno rendimiento se habilitará otro espacio. También se potenciarán los puntos fijos donde los criterios de población sean suficientes como para tenerlos, pero sin restarle importancia a las unidades móviles”.

-Entonces, ¿también se reforzarán las unidades móviles?

“Estamos en proceso de adquirir un vehículo nuevo. La línea es dotar a los puntos fijos de más amplitud horaria y las unidades móviles repartirlas y usarlas más eficientemente, desde el punto de vista de convocatorias o eventos. Intentar acercarnos a las aglomeraciones”.

-¿En qué sitios vamos a tener estas unidades?

“Por ejemplo, estamos trabajando con los recintos feriales, para firmar acuerdos de colaboración cuando haya un evento”.

-¿El objetivo es acercar el Instituto a la población?

“No se trata solo de decir que hace falta donar, sino también decir aquí estamos nosotros. La donación es altruista, todas las facilidades que podamos dar es lo mínimo”.

-¿Cómo se distribuye la sangre que llega al Instituto?

“Cerca del 92% de todo lo que sale del Instituto va a los hospitales públicos. El 8% restante se reparte entre los privados, teniendo en cuenta que una parte de este porcentaje es para los conciertos”.

-De ese global, ¿cuánto va a las urgencias?

“El 70% de la sangre que se consume en hospitales es para urgencias y tratamientos crónicos. El resto se destina a actividades programadas”.

-¿Cuánto dura la sangre?

“Se puede mantener unos 35 días. Es verdad que otros derivados, como las plaquetas, tienen una duración de solo siete días”.

-¿En algún momento sobra? ¿Se llega a tirar?

“No. Cuando hubo la crisis en la que se pararon los quirófanos, se registraron muchas donaciones, no se llegó a tirar, aunque en el caso de las plaquetas no se procesan para no tener gasto. La sangre, con los niveles que tenemos y la tasa de movilidad, no se llega a caducar”.

-¿Cuántos donantes se suelen registrar al año?

“Estamos en torno a las 65.000 donaciones anuales. Lo ideal es superar la cifra de 70.000. El objetivo que tenemos marcado es contar con 300 bolsas diarias, para asumir con tranquilidad la actividad hospitalaria. Teniendo en cuenta que una de las líneas en las que trabaja la Consejería de Sanidad es la reducción de las listas de espera, si se incrementa la actividad quirúrgica, igual habría que subir a 320 o 350 bolsas”.

-De esta cifra, ¿cuántas pertenecen a donantes habituales?

“El 50% del total de las donaciones se corresponde con asiduos y el resto, con donantes puntuales, que a veces son de primera vez”.

-¿Cómo puede contribuir el Instituto a reducir la lista de espera?

“Teniendo un banco de sangre bien dotado, que no ponga condiciones a la actividad hospitalaria, como pudo ocurrir con la crisis de Carnavales. Nuestra labor es proveer de las herramientas, y así los hospitales podrán trabajar mejor”.

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