El ambientador

Contaré una anécdota: cierta vez me acerqué a un gran almacén chino que abrió las puertas al público durante algún tiempo en La Laguna

Contaré una anécdota: cierta vez me acerqué a un gran almacén chino que abrió las puertas al público durante algún tiempo en La Laguna. Me movía la curiosidad por ver la ingente cantidad de cosas que allí se exponían. Repasé, me acerqué al surtidor oportuno y separé un ambientador para mi coche.
Pagué, salí y en el aparcamiento no pude resistirme a la prueba. Separé la tapa, pulsé, la fragancia se esparció y… Resultó una de las cosas más increíbles que me han ocurrido en mi vida: el bote existía, la fragancia también…, pero sin olor. Supe desde entonces que esa es la metáfora del moderno. No me timaron, no podía volver a la tienda para que me devolvieran el dinero; obraron con una rotundidad sublime: no existe el real, tampoco lo que lo sustituye, por ejemplo aroma de sauce en vez de pino, solo existe el vacío. Si uno repasa las certidumbres, comprueba. No vale la pena preguntarnos cómo es posible que se use la política para robar. Tampoco lo que certifica la señora de Pujol, Marta Ferrusola: te lo debe Cataluña (los millones de Andorra) por lo que has trabajado por ella. No hace mucho vi un documental sobre el Palmar de Troya. Y contemplas atónito cómo la ausencia de Dios mueve a fieles, fieles que dotan con cantidades asombrosas a la congregación. Contemplas a un Papa que no es, a obispos, a acólitos y a gente que cree en la nada y hacen penitencia.

Descubres a un partido (el PP) o a Marine Le Pen que se presentan a las elecciones con programas de izquierdas. Eso representa a la política que no es, tanto que (lógicamente) no cumplirán una sola de las obligaciones a las que se han comprometido. Y conocemos a estadistas notables (Churchill, Kohl, González…) que basaron su eficacia en la diplomacia, frente a Mariano Rajoy, del que todo, menos eso.

Es fácil suponer que ese modo de revelarse hoy el mundo es porque se ha partido y acusa las diferencias. Así, abajo los crédulos; arriba los listos, que proponen lo que no existe como si existiera. No les preocupa plantear alternativas (como el arte), sino usar lo que nos convence. Así, es conveniente la política y la ejercen, es preciso acercarse a Dios y exponen su figura, es bueno contar con cuerpos sanos y venden pócimas que no enflaquecen, etc.

Por este rumbo, pues, el todo se expondrá con precisión milimétrica: los aromas, las cremas para la piel, la comida, el deporte, el amor y hasta la vida eterna.

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