Iberostar Tenerife, adiós con gran dignidad a un año histórico

El Iberostar Tenerife pelea ante un Unicaja superior cerrando un curso que solo se puede calificar de sobresaliente
Imagen del encuentro entre el Iberostar Tenerife y el Unicaja | ACBMEDIA
Imagen del encuentro entre el Iberostar Tenerife y el Unicaja | ACBMEDIA
Imagen del encuentro entre el Iberostar Tenerife y el Unicaja | ACBMEDIA

Punto y final al mejor año en la historia del CB Canarias. El Iberostar Tenerife cedió por 71-61 ante Unicaja en el partido decisivo de los cuartos de final de la Liga Endesa. Habrá tiempo para analizar, para hablar de un curso mágico, pero ayer, en la ciudad andaluza, el conjunto aurinegro dio la cara ante un rival mejor, con más opciones, con una plantilla espectacular que sudó mucho para llegar a semifinales. Unicaja fue superior, es justo vencedor de la serie, pero el Iberostar se ha ganado un sitio en el lugar en el que están los equipos que gustan ver en la ACB, que divierten, que hacen creer en que todo es posible.

Salieron ayer acelerados los dos equipos, con mucha presión desde las gradas del Martín Carpena, algo que pareció contagiarse al parqué. Pedía calma el silbado Txus Vidorreta, blanco de las iras de la afición verde, porque, en una guerra de nervios, los suyos podían tener más que perder.

Pronto regresó la polémica de los tiros libres porque, con poco más de cinco minutos jugados, el Iberostar Tenerife había logrado que Unicaja estuviera en bonus y eso tendría que haber hecho que su anotación fuera más importante, pero lo cierto es que los locales llegaron a tener la primera parte a su favor (12-6) que obligó al banquillo insular a parar el duelo.

A partir de ese momento, menos anotación aún. Uno y otro equipo apretaron en defensa, dejando poco espacio para el acierto ofensivo y eso propició que el primer cuarto se acabara con un corto 16-10, muy de lo visto en los dos primeros partidos de la serie.
Una técnica a Nemanja Nedovic acabó por encender el Martín Carpena dando la sensación que los árbitros se sumaban a la sucesión de desaciertos, de acciones cargadas de tensión. Desgraciadamente, aquello espoleó a Unicaja.

Con Alberto Díaz, Carlos Suárez y Christian Eyenga sobre el parqué, Joan Plaza logró lo que buscaba: una defensa infernal. Esa defensa anuló por completo el ataque del Iberostar Tenerife, que buscaba anotar desde el exterior,pero no era su tarde. Al descanso, un 2 de 15 en tiros de tres eran la mejor muestra de lo que estaba sucediendo.

Imagen del encuentro entre el Iberostar Tenerife y el Unicaja | ACBMEDIA
Imagen del encuentro entre el Iberostar Tenerife y el Unicaja | ACBMEDIA

Si el Canarias no mete de fuera sufre, pero Unicaja sabe adaptarse a todo en ataque. Los malagueños anotaban hasta conseguir su primera renta de 10 puntos (27-17) obligando a Vidorreta a pedir un tiempo muerto que no arregló nada.

Los verdes siguieron anotando con cierta facilidad, con un Eyenga que mató el aro aurinegro levantando a su público. La diferencia llegó a ser de 16 puntos (33-17), pareciendo que el duelo llegaría a romperse si el Canarias no hacía nada por remediarlo.

Tuvo que ser, otra vez, Tariq Kirksay el que, con cinco tantos consecutivos, volviera a demostrar que el Iberostar nunca se rinde. EL partido llegaba al descanso con un 35-26 que podía ser una mala noticia, pero era la mejor visto lo visto en los primeros 20 minutos.

Unicaja Málaga había sido muy superior y, aún así, ganaba solo de nueve.

Alen Omic se esforzó para que el Iberostar no pudiera dar la vuelta al marcador tras el paso por los vestuarios. La defensa verde seguía siendo feroz, llegando a todos lados, tocando todos los balones y presionando en cada acción, lo que dejaba al Canarias a merced de tiros exteriores que, una y otra vez, no entraban. Tuvo que acertar nuevamente Kirksay, con otro triple suyo, para que, de una vez por todas, los aurinegros volvieran a meter presión a su rival (41-35).

A pesar de los arreones de Unicaja, el Iberostar vendería muy cara su derrota. Con Brooks sobre el parqué, lesionado, Aaron Doornekamp logró anotar un triple que volvía a dar esperanza a los tinerfeños (47-41), pero, tirando de calidad, Unicaja dejabalas cosas con 51-41 con solo una última manga por jugarse.

El último cuarto fue un quiero y no puedo para los aurinegros, porque los locales, cada vez que peligraba su renta, daban un nuevo golpe sobre la mesa sentenciando un partido vibrante.


El encuentro entró en un último cuarto donde el equipo tinerfeño no se vino abajo. Lo intentó, pero el intercambio de canastas no le benefició, al estar el Unicaja más sereno en los momentos cumbres con triples de Díez y Nedovic, que sentenciaron el enfrentamiento 71-61.

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