Uno da sentido al otro

Bajo la apariencia de incansables verdugos del partido en el poder, los tramoyistas del pablismo continúan creciendo como rescatadores del PP.

Bajo la apariencia de incansables verdugos del partido en el poder, los tramoyistas del pablismo continúan creciendo como rescatadores del PP. A años luz del papel de látigos indomables que se atribuyen, los coreógrafos del iglesismo reinciden en el vicio de sacar de los peores apuros a los cien mil hijos de San Mariano. Días después del siempre penúltimo chupinazo se confirma lo que se intuyó desde el primer momento, y lo que se veía venir es que la moción de censura al PP desembocaría en una moción de confianza al Gobierno. Así se barruntó. Así ha sido. En el afán de llamar la atención sin detenerse en las consecuencias ciertas (reales) de sus representaciones, han dado al PP otro respiro. Otra vez al rescate. Otra vez echando un cabo al PP cuando peor está pasándolo.

Un minuto antes de anunciar una moción imposible todos los focos, sin excepción, apuntaban a la orgía de corruptelas e irregularidades que cuentan los juzgados madrileños. Un minuto después de comparecer la orquesta de Iglesias los escándalos del PP tuvieron que hacerse informativamente a un lado. La corrupción, argumento único hasta ese instante, quedó relegada al segundo puesto de la agenda porque a los portavoces de los distintos partidos no les quedó otra que salir en defensa de la estabilidad que el Gobierno simboliza. Iglesias y Rajoy se necesitan; uno da sentido al otro, y viceversa. El problema de instalarse en el show es que muchos pastores dejan de tomarse en serio al lobo. Así se explica el envejecimiento prematuro de Podemos. Como bien señala Ramoneda, han pasado de la oportunidad a la frustración; y de ahí al ruido, al espectáculo permanente, a la caricatura, a un papel más juguetón que alternativo. Ser sistema y anti-sistema, dependiendo de la hora del día o del día de la semana, condena a no ser ni lo uno ni lo otro, a ser nada.

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