Una plaga de ratas se extiende mientras la campaña para combatirla se retrasa

Los municipios que ya han dado la voz de alarma son Breña Baja y Breña Alta, cuyos alcaldes exigen la máxima diligencia al Cabildo para evitar un problema de salud pública y un perjuicio en zonas urbanas y turísticas, además de otras muchas de cultivos agrícolas

La plaga de ratas se extiende en La Palma y se ha convertido ya en la principal preocupación para ayuntamientos como el de Breña Baja y Breña Alta. Los alcaldes de ambos municipios, el popular Borja Pérez y el nacionalista Jonathan Felipe, esperan que la Consejería de Agricultura del Cabildo palmero, que gestiona anualmente la campaña de desratización, atienda las necesidades de reparto del veneno autorizado para combatir esta afluencia masiva de roedores, preocupante especialmente en zonas turísticas como Los Cancajos, y en San José, así como en otros enclaves urbanos y rurales de Breña Alta.

Las ratas entran y salen de las alcantarillas en zonas urbanas de varias localidades palmeras. La campaña de desratización, exigen de momento dos alcaldes, debe ponerse ya en marcha. | DA

Si bien el consejero de Agricultura, el socialista Basilio Pérez, habla de un proceso de licitación en marcha para determinar el veneno a utilizar y establecer su distribución entre los ayuntamientos palmeros, desde el Ayuntamiento de Breña Baja el alcalde asegura que “se ha producido un importante retraso a la hora de iniciar la campaña y distribuir el veneno. Esto tiene unas consecuencias, estamos cansados de esperar. Esta situación ha generado un problema, es algo que requiere de una intervención inmediata y la diligencia administrativa por parte del Cabildo de La Palma”.

De la misma opinión es el alcalde Breña Alta, quien detalló que “las campañas se hacen a principios de año para atajar el problema; estamos hablando de una situación de salud pública y si el Cabildo no actúa nos tocará asumir la compra del veneno, para lo que tendremos que ir a una modificación de crédito, y dar una respuesta a los vecinos, un procedimiento que vamos a iniciar casi de forma inmediata”.

La campaña de desratización, que ya sufrió otro retraso muy similar en el año 2015, tiene “un peso específico en el sector agrícola insular y un importante componente de salud pública; constituye -aseguran los expertos consultados- una herramienta fundamental para lograr un descenso de las poblaciones de ratas y ratones, no solo por los perjuicios que causan a los agricultores y ganaderos, sino por una cuestión de salud”.

Lo más probable es que otros ayuntamientos, como ya ha hecho esta misma semana el de Breña Baja, se vean obligados a comprar por su cuenta los venenos para combatir una plaga que, hasta este año y salvo la excepción de 2015, se acometía durante los primeros meses del año por parte del Cabildo de La Palma y en colaboración con los ayuntamientos de la Isla. Este año, según ha confirmado el consejero de Agricultura del Cabildo, se destinará a este fin una inversión de 70.000 euros, aunque de momento ni siquiera se ha determinado que el veneno a utilizar.

La plaga de roedores en la zona turística de Los Cancajos, preocupa especialmente a los empresarios de restauración y bares de ocio, dado que puede generar una mala imagen que no se corresponde con el esfuerzo constante que realizan para lograr una buena imagen de este privilegiado espacio en el litoral de Breña Baja. Son varios los que han contratado, tras exponer su preocupación al Ayuntamiento de Breña Baja y que actúa en la zona de forma particular cada mes y medio, los servicios privados de empresas de desratización para evitar que el problema aumente y que tenga un perjuicio en rentas.

El temor de los ayuntamientos de Breña Alta y Breña Baja es similar. Si ha día de hoy no se ha celebrado la licitación del servicio, pasarán al menos dos meses antes de que la campaña pueda iniciarse. Los venenos que por cuenta propia están distribuyendo en Breña Baja y que en breve también se facilitarán a los vecinos y empresarios de Breña Alta, se distribuirá con la exigencia de la prohibición expresa de depositarlo en zonas de flora y fauna protegida, así como en áreas boscosas.

 

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