José Luis Martín: “Ahora es un problema dibujar a Alá y la tendencia es abandonar esa idea”

Mientras dibuja a El Dios leyendo DIARIO DE AVISOS, el historietista José Luis Martín, uno de los fundadores de la revista El Jueves, reflexiona sobre el humor

El historietista José Luis Martín fue protagonista el viernes y el sábado del programa Extra de Verano Tacoronte-Acentejo, una actividad que une la viña con la viñeta. Martín, el creador de los personajes El Dios, Jesusito o Diputado Carlos Til para la revista El Jueves, que además fundó hace 40 años, ya ha probado los vinos isleños y los califica de “muy buenos”. En sus dibujos, el maridaje perfecto está en el humor que relativiza los problemas y el humor que nos lleva a la reflexión. Sobre la censura, la historia de la reconocida revista satírica y la actualidad, charló con DIARIO DE AVISOS.

-¿Tiene mucho que agradecerle a El Dios?
“[Ríe] Mucho. Además de ser un profesional privilegiado, soy una persona privilegiada. Tengo una familia sana, unos hijos trabajadores y buenas personas, unos nietos maravillosos. Tengo muchas cosas que agradecer a Dios”.

-Dios comparte páginas con Alá, en el recopilatorio de historietas Dios mío . ¿Un tema delicado?
“Ahora sí, pero no lo era hasta hace unos años. Yo estoy dibujando esto desde 1977, y durante muchos años hice historietas donde Dios y Alá se las tenían, porque se hacían competencia. Jugaba mucho con esta idea. Este libro recopila esas historietas que hice hace años. Ahora es un problema dibujar a Alá, pero el terrorismo islamista es una cosa bastante reciente y mi personaje, en cambio, tiene más de 40 años”.

-¿Le da miedo dibujar a Alá ? ¿Hay autocensura sobre este tema?
“Yo dejé de dibujar historietas desde hace un tiempo, porque el público de El Jueves es más joven, ya no entendían mis referencias y mis historietas no gustaban tanto. Ahora si tuviera que dibujarlo me lo pensaría, porque si recibes alguna amenaza o alguna llamada a la redacción, te frenas. Estas cosas ya dejan de ser una lucha personal en la que decides ser valiente, porque trabajas en una redacción con más gente, o en un edificio donde residen otras personas, y si pasa alguna cosa, ellos pueden sufrir también. Así que la tendencia general es que se vaya dejando de dibujar sobre este tema”.

-¿En El Jueves recibieron alguna vez algún tipo de llamada amenazadora?
“No. En los últimos tiempos hicimos una portada en solidaridad con Charlie Hebdo. En ese momento recibimos una denuncia de una asociación legal catalana diciendo que se iban a querellar contra nosotros por considerar la viñeta como insultante, pero al final no lo hicieron. En todo caso, te dan un aviso, te ponen en las planas de los periódicos, y estas cosas ya comienzan a dar un poco de repelús”.

-¿Cómo se quedó, precisamente, la redacción después del ataque en Charlie Hebdo?
“No podíamos entender cómo aquello había ocurrido, porque nunca te podrías imaginar a un tipo entrando por tu redacción con un kalashnikov y pasando lista. Es inaudito. Es difícil de imaginar”.

-¿En España, podría decirse, los temas más sensibles son la Iglesia y la Monarquía?
“Estos han sido temas delicados, pero se han ido adaptando a los tiempos. Yo siempre digo que se tiene la imagen de El Jueves como una revista con muchos problemas, pero lo cierto es que no. Hemos publicado más de 2.000 números, y aunque hemos tenido algún que otro problema (las excepciones que confirman la regla), yo no tengo ninguna queja con la libertad expresión en España. Es cierto que hemos tenido alguna que otra denuncia, pero, en suma, con todos los números que hemos publicado, ha habido un mínimo de incidencias, que solo son gajes del oficio. La Iglesia, el Ejército o la Monarquía son temas sensibles”.

-40 años de la revista El Jueves. Usted estuvo en su fundación. Desde la primera línea, ¿cómo se gestó?
“Fue una época muy divertida. Había muerto Franco, estaba de baja toda la prensa del régimen y eso producía una eclosión de revistas y periódicos nuevos, además de El Jueves, había otras revistas de humor en los quioscos: Mata Ratos, Por Favor o El Papus. Por eso no era tan anormal que saliera otra revista de este tipo. Nosotros la hicimos con una previsión de mantenernos poco tiempo, pero algo hicimos bien que esta revista aún aguanta”.

-¿Qué pasó para que la revista permaneciera en el quiosco y no desapareciera como las mencionadas anteriormente?
“Para El Jueves, el momento más importante llegó en 1982, cinco años después de su fundación. Y fue después de una gran crisis. El Grupo Zeta, que era la empresa que editaba la revista, nos comunicó que la cerraría porque no le salían los números. Uno de nuestros compañeros tomó la iniciativa y propuso comprar la cabecera. Y lo hicimos Gin, Óscar y yo. Eso implicó alcanzar la independencia total. Si algo ha tenido El Jueves es que, desde el 82, la línea editorial no depende de anunciantes ni de políticos. Desde entonces hacemos lo que queremos hacer. Eso fue fundamental, y el lector lo capta”.

-Ahora, con la llegada de las plataformas digitales, ¿salen los números?
“Desde hace 10 años la revista fue adquirida por un gran grupo editorial, porque nosotros nos hacíamos mayores. Ahora yo estoy desvinculado, desde hace un año, de la publicación. El Jueves está sufriendo lo mismo que sufre todo el papel, ahora todo es más complicado, por la llegada de internet”.

-¿Qué es más fuerte: la censura o la autocensura?
“Ahora hay una tendencia a la autocensura por la cuestión de lo políticamente correcto. Es curioso, porque el humor ha evolucionado en estos 40 años. Cuando empezamos, la Monarquía, la Iglesia, el Ejército o los financieros eran temas tabús, que con el tiempo fuimos eliminando. Ahora hay otros tabús: esos pequeños colectivos o gente que se siente ofendida por todo lo que haces. Están las feministas, los gays y una larga lista. Al final, lo políticamente correcto está funcionando como autocensura para los dibujantes, que temen, sobre todo ahora con las redes sociales, la repercusión de cada una de sus palabras. Hay miles de colectivos dispuestos a ofenderse mucho por el humor”.

-Una de las últimas portadas realmente polémicas fue la de el rey y la reina cuando eran príncipes manteniendo una relación sexual. ¿Cómo se hizo portada esa caricatura?
“Antes había un consejo de redacción que proponía portadas. El tema de aquella semana era que Zapatero iba a ofrecer 2.000 euros a los que tuvieran un hijo. Se hicieron varias propuestas, pero hubo una que implicó a los príncipes, que no trabajaban. Fue Manel Fontdevila el que propuso esa portada y nos pareció muy divertida”.

-Y luego, ¿qué pasó?
“Pasó una de esas cosas que no ocurren nunca. El lunes sale en la web y no pasa nada, el miércoles llega al quiosco y nada, pero el jueves aparece en un programa de televisión durante mucho rato, en El Tomate. Eso lo vio el fiscal general del Estado, que en ese momento tenía ciertos problemas, y decide presentar al día siguiente una querella para demostrar que él mandaba mucho. El juez aceptó la querella y se montó un follón de mil pares de narices”.

-Otra polémica reciente fue el abandono de parte de la plantilla en desacuerdo con una portada…
“Eso fue hace tres años, con la abdicación del rey. Con la llegada del nuevo editor, tenían una portada prevista, pero al final la retiraron y una parte de la plantilla se fue”.

-Se fue a fundar otra revista, pero digital: Orgullo y satisfacción.
“…Y ahora han anunciado que este año dejarán de hacerla. A la gente le cuesta pagar por consumir productos en internet”.

-¿Qué personaje de la actualidad es más caricaturizable?
“Tenemos unos cuantos. Por ejemplo, en el PP, todo su grupo de corruptos. A nosotros siempre nos simpatizó Bárcenas, a él le dedicamos mucho espacio. Y Rajoy también es un buen personaje, porque no es muy suelto hablando, y se le hace mucho humor”.

La historieta como herramienta para relativizar los problemas
Mientras dibuja a El Dios leyendo DIARIO DE AVISOS, el historietista José Luis Martín, uno de los fundadores de la revista El Jueves, reflexiona sobre el humor: “Una de las funciones del humor es relativizar los problemas, por eso hacemos chistes de las cosas que nos dan miedo. Es una manera de plantarle cara a la realidad”, concluye.

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