A pesar de ser muy inteligente, mi cuñada Olguita sólo ve (de la televisión) el canal Telecinco los días de diario -entre otros espacios Sálvame, también el de esos náufragos de Honduras, cuyo nombre no me acuerdo, y Pasapalabra-. Los domingos se pega las dos películas seguidas que echan en Antena 3. Y parece que en Sálvame se entrega un premio de 23.000 euros si te llaman por teléfono, tú contestas y sin mediar pregunta alguna, dices: “En verano, yo también veo Telecinco”. Pues bien, el otro día suena el teléfono de Olguita y ella, que vio un número raro en la pantalla de su teléfono, ni corta ni perezosa, creyendo que, efectivamente, su cadena preferida le había salvado la estación, gritó, con toda su alma: “¡En verano yo también veo Telecinco!”. Se hizo un silencio y al otro lado del teléfono, una voz con acento godo, una voz desagradable, que decía: “No, señora, yo le llamo de La Caixa porque tenemos para usted un producto financiero que le puede interesar”. Mi cuñada Olguita, que es muy educada, apretó los dientes para no poner a parir al godo de La Caixa, a quien en un principio confundió con el Jorge Javier ese que presenta Sálvame, que reconozco que es un programa que jamás veo y que, además, detesto. La pobre chica sufrió una de las peores decepciones de su vida. Ella se veía ya en el Caribe, a bordo de un barco, disfrutando de una suite y de un viaje de ensueño, con los 23.000 euros que le iba a regalar el veranito de Telecinco. Pero lo que consiguió fue que el tipo de La Caixa tomara buena nota de su teléfono y ahora la estará mareando, día, tarde y hasta noche, para que compre su producto, cosa que ella no hará. No hay que fiarse de los números raros.
El golpe de mi cuñada Olguita
A pesar de ser muy inteligente, mi cuñada Olguita sólo ve (de la televisión) el canal Telecinco los días de diario -entre otros espacios Sálvame, también el de esos náufragos de Honduras, cuyo nombre no me acuerdo, y Pasapalabra-