Los turistas, reacios a pagar por realizar la visita a la catedral

Ayer se comenzó a cobrar a los visitantes el acceso al templo, lo que no ha sido muy bien acogido por los viajeros; los ciudadanos de la provincia y personas con discapacidad están exentos del pago
El cobro de entrada para las visitas turísticas a la catedral, con audioguía, arrancó ayer lunes. / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Parece que los turistas no están muy dispuestos a pagar por realizar la visita a la catedral de La Laguna. Entran, preguntan, echan un vistazo general por la puerta y vuelven a salir. Al menos eso fue lo que se pudo comprobar ayer durante la mañana del primer día de puesta en marcha del cobro de tickets para visitar el templo, cuyo acceso, cabe destacar, están exentos de pagar los ciudadanos de la provincia, personas discapacitadas y menores de 13 años.

Todas las entradas incluyen una audioguía explicativa y el precio de la general es de 5 euros, de 4,50 euros para mayores de 65 años y de 3,50 euros para grupos de más de 15 personas, jóvenes de 13 a 18 años, universitarios hasta los 25 años y desempleados. El itinerario establecido, a través de la audioguía, tiene una duración de unos 45 minutos a lo largo de 14 puntos en el templo, cuyas explicaciones se pueden escuchar en cinco idiomas, ampliables en un futuro en función de la demanda.

Aunque hay quienes están de acuerdo con este pago, la mayoría de los turistas consultados ayer, extranjeros y muchas parejas mayores de la Península, manifestaron su disconformidad. “No deberían de cobrar en ningún sitio, la Iglesia ya tiene bastantes ingresos, ni por dos euros entrábamos”, manifestaban dos parejas de Valencia. “Me parece fatal, y encima 5 euros, es super caro, y con las ayudas que tienen”, afirmó otra de Pamplona.

Este fue uno de los argumentos que más se repitió, que la Iglesia cobre por entrar a sus templos, así como el precio tan elevado que se ha establecido para los jubilados. “¡Qué poco descuento para los jubilados!, ¡qué poco respeto!, ¡se ve que los jubilados ganan mucho!”, ironizaba un señor mayor que al final, sin embargo, sí pagó para realizar la visita.

Pero esa no era la tónica general. La escena que más se repitió durante la mañana fue la de turistas que entraban al templo, les informaban que había que pagar y se daban la vuelta para salir. Algunos incluso, como Marcus y Antonia de Alemania, consultaban Google para ver si valía la pena pagar o no para realizar la visita, que finalmente esta pareja decidió no hacer.

Sin embargo, también hay opiniones a favor de que se cobre esta entrada, como Conchita, residente en la Isla: “Me parece bien, yo cuando salgo por ahí pago, es un donativo para ayudar a mantener las iglesias, porque a veces no hay subvenciones ni ayudas, así que no me parece mal porque mucho del arte que se ha conservado es gracias al sacrificio de esta gente. Y si cobrasen a los de aquí también me parecería bien”. En esta línea, Alfredo, de 76 años, y que lleva viniendo a la catedral “toda la vida, desde que era un monaguillo”, considera que “si quieren mantener las iglesias en condiciones óptimas hay que cobrar, fuera todas las catedrales cobran, pero los canarios no estamos acostumbrados”, apuntó.

A muchos de los visitantes habituales del templo, sobre todo a las personas mayores, les pilló ayer por sorpresa que al intentar acceder a la catedral le preguntaran por su código postal o por el DNI para certificar que eran residentes de la provincia y que, por tanto, no tenían que pagar para entrar.

“EL PRECIO MÁS BAJO”
Desde la empresa encargada de este proyecto, la coordinadora de la gestión de la catedral, María Lagunas, explicó a este respecto que “la gente de aquí piensa que tienen que pagar, pero se le explica y va bien”.

En cuanto a los precios, destacó que es “el más bajo” en comparación con otros puntos de España donde la empresa ofrece este mismo servicio, así como que hay que esperar al menos un año “para que se puedan ver resultados y hacer una evaluación” porque las cifras pueden “variar mucho según la temporada turística”. Aún así, apuntó que, de momento, no se prevé modular el precio de la entrada. “Al que le guste el arte o la arquitectura le parecerá bien, hay opiniones de todo tipo, depende del perfil”, apuntó al respecto la coordinadora de la gestión de la catedral.

Lo que está claro es que el debate está servido.

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