El alcalde de Guía de Isora, Pedro Martín, mostró ayer su preocupación por los efectos del alquiler vacacional en su municipio y en la comarca sur. El regidor calificó de “muy peligrosas” las consecuencias de esta nueva modalidad, que está propiciando, además de que se disparen los precios de los alquileres en las zonas residenciales, que los trabajadores se las vean y se las deseen para conseguir alojamiento a un coste razonable en viviendas próximas a los núcleos turísticos.
“Este asunto, si no se sabe manejar, me parece muy peligroso. Hay que tomarlo muy en serio y buscar una regulación estricta cuanto antes, porque con el tiempo va a expulsar a los residentes del lugar y podría generar, incluso, hasta una situación de rechazo al turista, como está ocurriendo en Barcelona”, manifestó a este periódico Martín, que dejó claro que no es partidario de prohibir esta modalidad sino de “controlarla y regularla”.
“Es curioso que a veces nos metamos a discutir leyes como la del suelo y no abordemos de una manera mucho más urgente normativas como esta para resolver una situación muy complicada; parece que nadie quiere entrar al trapo”.
El mandatario isorano indicó que se está encontrando en su municipio con personas “que no son de aquí” que están empezando a comprar apartamentos para dedicarlos al alquiler vacacional, lo que le lleva a la conclusión de que “no es una actividad para ayudar a que alguien en particular pueda obtener una renta complementaria, sino que hablamos de una industria con todas las letras”.
Degradación de la oferta
En su opinión, si no se toman medidas cuanto antes el alquiler vacacional acabará por degradar la oferta turística del municipio y del sur de la Isla. En ese sentido, reiteró su apoyo al turismo hotelero que, “a diferencia del residencial, genera grandes beneficios” para el municipio y, sus vecinos. “Redunda de una manera muchísimo más potente sobre la actividad económica, los servicios y la disponibilidad del suelo”, y puso como ejemplos, la cesión gratuita al Ayuntamiento del 10% de suelo, a la que están obligados los hoteleros; el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), superior al que afrontan los apartamentos, y la mejora de servicios como carreteras, rotondas y red de aguas.
“Todo eso no lo genera ni de lejos el alquiler vacacional, así que no tengo dudas sobre cuál es el turismo que más le conviene a mi municipio”.
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