El perro que salvó la ciclista

Una alemana y varios tinerfeños aficionados al ciclismo liberan a un can en Granadilla, atrapado por una cadena, tras esperar una hora por el 1-1-2, que no envió ninguna ayuda
CICLISTA PERRO CADENAS
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La ciclista se apartó a una cuneta y cuidó al perro, al que acompañaban otros dos canes, hasta que otros aficionados al ciclismo la ayudaron. J. J. G. A.

Una ciclista aficionada de nacionalidad alemana y un grupo de otros deportistas del pedal auxiliaron a un perro que deambulaba por el municipio tinerfeño de Granadilla, acompañado de otros dos canes, con una cadena que le atrapaba el cuello y una pata. Los protagonistas de esta historia se han quejado a este diario de que, tras pedir auxilio al servicio público 1-1-2, desde donde, según su testimonio, les prometieron enviar ayuda, finalmente no se desplazó al lugar personal de emergencia para estos casos.

Una hora después de la llamada del 1-1-2, los humanos -nunca mejor dicho- protagonistas de esta historia decidieron tomar cartas en el asunto. Valiéndose del aceite de una lata de sardinas, lograron retirar con mucho trabajo la cadena que aprisionaba al perro -que no era de la bicicleta, sino la que lo mantenía atado-, mientras los otros dos canes aguardaban a su lado pacientemente.

Tras la liberación, los animales abandonaron el lugar; los tres se comportaron de forma pacífica en todo momento, algo que sorprendió a todos los presentes.

Lo ha relatado a este periódico Juan Jesús González, quien, de camino para llevar avituallamiento a un grupo de ciclistas que subía al Teide por Vilaflor, observó que una mujer, cerca de la zona llamada la Cruz de Tea, estaba sentada en la cuneta de la carretera con tres perros, uno de ellos atrapado por una cadena. En un primer momento pensó que se trataba de un accidente, pero al acercarse comprobó que la ciclista estaba intentando liberar al can, y se decidieron a llamar al 1-1-2. “Hablé personalmente con este servicio de emergencias, y me dijeron que la ayuda estaba en camino, pues todo ocurrió a dos kilómetros del cuartel de la Guardia Civil de Granadilla; pero una hora después allí no había aparecido nadie y tuvimos que echarle imaginación”, relata.

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Las labores para liberar al can de la cadena fueron dificultosas. J. J. G. A.

Este tinerfeño elogia la actitud de la ciclista alemana, residente en Tenerife, “que demostró un enorme amor y una gran conciencia por los animales, porque hubiera podido seguir la marcha, pero decidió quedarse a intentar liberar al can, y pedir ayuda. “A ella le llamó la atención el que pasara mucha gente y no le prestaran auxilio cuando comprobaban lo que sucedía”, enfatiza González. El testigo, y protagonista, de esta historia, confiesa también que se quedó asombrado de cómo los dos perros que no se hallaban atrapados se quedaron junto al que sí lo estaba por la cadena y asistieron a toda la escena de la liberación.

El can auxiliado también tuvo una actitud sorprendente: “Aunque le dolía un poco, no intentó morderme, sino que me lamía los brazos como dándome ánimos para que terminara de liberarlo; fue algo realmente asombroso, inolvidable”.

Este aficionado al ciclismo confiesa que ha hecho pública esta historia para contribuir a que hechos como este, denegación de auxilio, no vuelvan a pasar, máxime en una sociedad que cada vez valora más el respeto a los animales.

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