Vacaciones

Ustedes no se lo creerán si les digo que un servidor jamás ha disfrutado de unas vacaciones con fundamento

Ustedes no se lo creerán si les digo que un servidor jamás ha disfrutado de unas vacaciones con fundamento. Y voy a cumplir 50 años en la profesión, si por casualidad llegara, ejerciéndola, aunque sea de forma light y ad amorem, como ahora, hasta los 73 años, que lo dudo. Algunos días sueltos sí he disfrutado y algún que otro viaje, cuando trabajaba en este periódico en los años 70 y 80, con gran cabreo de su entonces director, que le gustaba más cortar teletipos que coger un avión. Y entonces iba yo. Así recorrí una buena parte del mundo. También me han tirado muchos las novias internacionales, pero esto fue en la noche de los tiempos y casi no las recuerdo. Hay sucesos que no interesa revivir, por si acaso. Además, cuando viajo por unos días, dejo el trabajo hecho. O sea, que me esfuerzo el doble los días previos a la partida, con lo que las vacaciones no son tales porque quedan compensadas con el sobre esfuerzo anterior. Este año voy a hacer una prueba. Por primera vez voy a rellenar un cuaderno de un viaje, al que me han invitado. Nunca lo hice y me arrepiento porque hubiera escrito un libro con lo vivido. Y los libros de viajes se venden muy bien, como los de Javier Reverte, Manu Leguineche, Winston Churchill y otros muchos que lo han intentado y lo han bordado. En este viaje no voy a llevar el ordenador, aunque ustedes no lo van a notar porque los artículos de este periódico serán enviados antes de partir. Ya les volveré a saludar a la vuelta, o al menos eso espero. Tampoco les voy a decir la fecha de salida, aunque sí la de la llegada. Hay mucha mala leche por ahí.

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