música

Andrés Molina vuelve a componer

El que fue integrante de Taller Canario ya trabaja en la edición de nuevos discos y ofrece un taller de música para Cáritas
Andrés Molina trabaja actualmente impartiendo talleres de composición para un piso tutelado de Cáritas. En la imagen, en medio de una clase. / DA

Andrés Molina vuelve a componer. Después de dos años alejado del mundo de la música, retoma las buenas costumbres. Armado con su guitarra, sus pentagramas y tantas canciones que han rondado por su cabeza durante estos años, el que fue componente de Taller Canario, junto a Pedro Guerra y Rogelio Botanz, prepara nuevos trabajos discográficos al tiempo que imparte talleres de composición para organizaciones sin ánimo de lucro. Su objetivo: ayudar a los otros a través de su música.

Molina, que ha compuesto para artistas tan reconocidos como Ana Belén o Sergio Dalma, tuvo que frenar su carrera hace dos años por motivos personales, pero ahora vuelve con más fuerza que nunca para incorporarse al trabajo. Y aún con la esperanza puesta en el camino que viene, el tinerfeño no olvida que esta fase se presenta como una carrera de fondo. “Arrancar ahora, después de un parón de dos años, es muy complicado, mucho más cuando propones proyectos tan personales”, argumenta en una entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS.

Si consigue la financiación necesaria, espera publicar un disco-libro con todo lo que ha podido reflexionar en estos años de ausencia a medio plazo. “En 2010 edité un disco con este formato y gustó mucho el resultado final”, rememora. Imagina este álbum con el acompañamiento de la guitarra y el piano.

Otro proyecto que tiene en mente pretende homenajear a todos aquellos artistas con los que ha trabajado a lo largo de su carrera artística o que le inspiran en su día a día. Entre los nombres que aporta enumera a Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, Pablo Guerrero o Luis García Montero. “Son amigos que me han abierto puertas con su presencia o con su arte”, apostilla. Esta propuesta, apunta, se encuentra en una fase inicial.

También pretende retomar el proyecto El hombre que vivió con Dylan Thomas, que dejó a medias, y que comenzó a grabar en 2013.

En medio de este torbellino de ideas, Andrés Molina trabaja impartiendo talleres de composición para organizaciones sin ánimo de lucro como Cruz Roja, Aldeas Infantiles o Cáritas. Para estos últimos ofrece en estos días unas clases en un piso tutelado. “Se trata de un taller de composición de canciones sin instrumentos, en el que los chicos aportan sus ideas. Conceptos que luego se vuelven versos, que luego se hacen estrofas”, describe. Después de este tiempo dedicado a una labor docente, Molina sentencia: “en todas partes existe la creatividad”. Por eso, califica esta tarea de “muy gratificante”. “Para mis alumnos, la música se convierte en algo importante, les recuerda quiénes son. Y es que, cantar o componer es descubrir que no eres un fantasma para esta sociedad, que tienes voz”, añade emocionado. Quiere demostrarle a ellos y al mundo que “no pasa nada por dedicar un rato al ocio, a descubrir la sensibilidad de cada uno”. Precisamente, Molina les aporta a sus alumnos, que han pasado por situaciones complejas, una conexión con sus emociones.

“De la mano de la Fundación SGAE surge la idea de hacer los talleres. Me han orientado y me están ayudando en todo. Les estoy infinitamente agradecido”, agrega.

El compositor pone todas sus herramientas a la disposición de estas ONG. Por eso, recuerda sus días en Taller Canario junto a Pedro Guerra y Rogelio Botanz. “Lo más bonito de Taller fue todo lo que aprendimos y vivimos. Con el tiempo, cada uno aprendió a gestionar su propia carrera. Yo conseguí seguir trabajando con gente que me ha aportado mucho, y espero seguir haciéndolo”, concluye.

Un cadáver exquisito para crear una primera canción

Los alumnos del taller que imparte Andrés Molina para Cáritas han compuesto las siguientes estrofas en cadáver exquisito. Se trata de su primera canción:
“En el centro de mi corazón
tengo clavado un puñal,
porque mi razón no me deja pensar.
Si hay alguien que me lo pueda quitar
quizás sean los pájaros al cantar,
que como fieles compañeros
en el camino me arrullen con su trinar.
Que, como Cuba y Canarias
son las alas del mismo pájaro al cantar,
yo podría ir haciendo camino
por donde quiera que vaya
cantando con alegría
viva Cuba y viva Canarias,
viva Canarias y Cuba,
viva María Blanca y mucho más”.

TE PUEDE INTERESAR