El pacto imposible

Fue imposible, porque entre otras cosas parecía tardío, el pacto CC-PP, que se anunció como inminente. Fernando Clavijo y Barragán optaron por lo más fácil: no tener que recolocar a los cesados, lo cual constituye un coñazo y más cuando, con este calor, lo que fallan son las ganas de trabajar. Así que todo queda como está para que no cambie nada. En realidad, el Gobierno de Canarias importa muy poco a los canarios; incluso gobierna con un truco: no hacer absolutamente nada, no dar puto golpe y dejar a los isleños al pairo. Lo único bueno que se ha conseguido en los últimos años es la rebaja en el transporte aéreo y marítimo dentro de las islas y, encima, este logro no es de Coalición Canaria, sino de Nueva Canarias, así que tampoco se pueden apuntar el tanto. Clavijo ha entendido que gobernar desde el ocio es una gozada y eso hace. No quiere destruir el entramado insularista, que ellos estiman como “equilibrado”, y se rodea de lerdos que no son capaces ni siquiera de bajar el IGIC, cuando se dan todas las condiciones para hacerlo. El pacto con el PP era imposible. A CC no le interesa llegar a acuerdos con un partido más fuerte, aunque, al PP, Canarias le importa un huevo, como repetidamente lo demuestra con sus escasas actuaciones en el Congreso y en el Senado que favorezcan a los isleños. Es una pena, porque CC también ha perdido aquel viejo tren de la defensa de lo nuestro. El disputado voto de la señora Oramas no ha servido para mucho, ha importado mucho más a Rajoy el no menos disputado voto del señor Quevedo. Así que ya lo saben, no habrá pacto, CC dice que porque el PP no quiere y el PP opina que ya están hartos sus dirigentes de que CC les tome el pelo.