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El genio de Bosé, el corazón de La Oreja y la fuerza de Amaral

El concierto de Tazacorte, que fue de menos a más , cierra la segunda edición del Love Festival como un canto en favor de la igualdad de derechos y la diversidad sexual
Momentos del concierto del Love Festival. | CARLOS ACIEGO

La música puso punto y final a la segunda edición del Love Festival, con un concierto maratoniano que fue de menos a más, alcanzando su momento cumbre a media noche con la presencia rotunda de Miguel Bosé sobre el escenario del Puerto de Tazacorte, que a falta de barcos, se mostró como un recinto adecuado para este tipo de espectáculos. De hecho, uno de los atractivos del sábado fue el atraque, después de más de una década, de un barco de pasajeros, un ferry que la Naviera Armas fletó para el espectáculo desde Tenerife y que trajo a bordo a unas 300 personas.

El concierto arrancó con algo más de una hora de retraso por problemas en el sonido de las Sweet California. La banda femenina achacó la responsabilidad a problemas ajenos a ellas y un “esto es una puta mierda”, se escapó por un micrófono abierto. Finalmente saltaron al escenario y contentaron al público más joven que fue el primero en hacer acto de presencia en el recinto.

Con Morat, el concierto dio un salto de calidad. Los jóvenes colombianos empezaron a calentar el ambiente, de un concierto que, poco a poco, fue recibiendo más público. La noche iba a ser muy larga. Tocó el turno de La Oreja de Van Gogh, que tiró de recital clásico, dejándose el alma sobre el escenario, hasta el punto de que por el rostro de su cantante, Leire Martínez,corrieron lágrimas de emoción.

El relevo lo cogió Miguel Bosé, con una actuación que recorrió cuarenta años de música, concentrando el mayor número de espectadores. Del divertido Don Diablo hasta la melancolía de Si tú no vuelves, pasando por el legendario Amante bandido, fueron algunos de los temas que interpretó el cantante, que se trajo todo su equipo de producción a la Isla.

Bosé hizo una defensa cerrada de la libertad y la paz frente a un mundo que, confesó, había retrocedido en estos valores durante los últimos años. “Este no es el mundo que quiero dejar para mis hijos”, dijo.

Ya entrada la madrugada saltó sobre el escenario la garra de Amaral. Había que dar algo de energía al público a esas horas, y nada mejor que la fuerza de Eva y Juan sobre el escenario para hacer vibrar de nuevo al público con temas consagrados de su repertorio y otros más nuevos y desconocidos. El cierre de la velada musical corrió a cargo de Carlos Jean y Brian Cross.

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