Lleva tanto tiempo prestando servicio en las carreteras de la provincia tinerfeña que se ha convertido en todo un referente de la Guardia Civil en nuestras Islas. Hijo y sobrino del Instituto Armado, ingresó para hacer el servicio militar -allá por 1984- y, como resume el propio interesado, “aquí sigo”. Recuerda que cuando empezó a lucir tricornio sabía por la experiencia familiar que allí ni se tenían derechos ni se ganaban sueldos mínimamente decentes, y que pronto se despertó el ansia reivindicativa que lo ha llevado a liderar la Asociación Unificada de Guardias Civiles de esta provincia. Javier Merideño (Cáceres, 1966) sabe de lo que habla.
-La falta de personal en la Guardia Civil tinerfeña viene de tan lejos que se antoja crónica. ¿En cuánto calcula la AUGC el déficit de plantilla actual en esta provincia?
“La situación actual, tanto por falta de personal como de medios materiales, es muy deficiente en la Guardia Civil de la provincia tinerfeña, especialmente en el caso de la plantilla. Hoy en día hacen falta, tomando como referencia el estudio interno realizado sobre el trienio 2016-2019, unos doscientos guardias civiles más. La cifra responde a que dicho informe estima que hacen falta unos 1.600 y apenas superamos, en el mejor de los casos, los 1.400 guardias en estas islas”.
-Con semejante diferencia entre lo que debería ser y lo que es en realidad, ¿cómo recibe la AUGC que llegue una treintena de agentes en prácticas como único remedio a corto plazo?
“A los compañeros recién llegados los recibimos con todo el aprecio, pero lo cierto es que esas 37 incorporaciones apenas dan para cubrir las nuevas bajas, que se calculan para final de verano superiores a la treintena”.
-¿Esas bajas a qué se deben?
“Las circunstancias habituales, casi todas porque se les destina a otras comandancias o porque son bajas”.
-¿Hay un problema de envejecimiento de la plantilla específico en la Comandancia tinerfeña, o es común a otras?
“No, lo normal. Al menos en eso no tenemos problemas porque la media de edad entre los guardias no es alta”.
-¿Y la falta de personal?
“Si bien en esta provincia es enorme, como le he dicho, estas carencias en las plantillas se sufre en la Guardia Civil por toda España, y se debe a que hace años que el Gobierno no convoca nuevas plazas”.
-¿No se abrió ya ese grifo para la Benemérita, como sí ha sucedido en la Policía Nacional?
“Lamentablemente, ese grifo sigue cerrado en lo que respecta a la Guardia Civil. Los números no mienten: la última promoción salida en la escala básica es de unos 1.700 agentes, una cantidad prácticamente idéntica a la de los años anteriores”.
-Insuficiente para al menos ir reduciendo ese déficit humano, entiendo…
“Con esa cifra de incorporaciones apenas da para compensar las bajas que se producen al año, así que ni en sueños serviría para ir acortando las vacantes existentes”.
-¿Y no se buscan otras soluciones para paliar en lo posible los efectos de contar con tan escaso número de guardias?
“Eso proponemos desde la AUGC. Abogamos por que la Guardia Civil se modernice de una vez, y un ejemplo claro es la necesidad existente de reorganizar nuestro despliegue, porque el actual está totalmente desfasado ya que responde a tiempos que pasaron hace mucho. Ya que no llega la gente necesaria, al menos aprovechemos mejor la que tenemos trabajando hoy”.
-¿Podría explicar, al menos en lo fundamental, cómo reorganizaría la AUGC el despliegue del Instituto Armado en la provincia tinerfeña?
“Es muy sencillo. Ya no existe la necesidad de contar con pequeños puestos en tantos puntos de nuestras Islas, porque las comunicaciones son infinitamente mejores que antaño. Hay que
concentrar a los guardias en cuarteles o puestos más grandes y cerrar los más pequeños. El rendimiento global aumentaría sin lugar a dudas”.
– Siempre que se cubran al menos una parte apreciables de esas 200 vacantes actuales, cabrá suponer…
“Nosotros vamos más allá, porque otra de nuestras propuestas básicas para la Guardia Civil en la provincia tinerfeña es que se calcule la plantilla que se requiere teniendo en cuenta la población real, no solo la residente. Hay que sumar la flotante, porque implica un número muy elevado que no se tiene en cuenta a la hora de fijar el número de guardias civiles para cada demarcación”.
-O sea, que cuando Interior calcula las plantillas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en Canarias no tiene en cuenta los 13 millones de turistas que nos visitan cada año…
“Desde luego, respecto a la Guardia Civil no lo tiene en cuenta. Al menos, tenemos la ventaja de que Canarias, siendo como es un destino turístico importante, es un lugar bastante seguro comparado con otras regiones con las mismas características. Pero, claro, eso no es una excusa, más bien una causa más para que se refuerce la plantilla y así garantizar que seguiremos siendo ese destino seguro, algo que, por cierto, es clave para que sigan viniendo turistas”.
-Ser guardia civil no es tener un oficio fácil de asumir, precisamente. ¿Cómo les afecta tanto puesto por cubrir? ¿No supone una carga mayor?
“Por supuesto que sí. Lo que no hacen esos que faltan, pues tenemos que hacerlo los que estamos. No hay otra”.
-¿Cómo se afronta en el Instituto Armado esa presión extra que padecen los guardias civiles y que se traduce, por ejemplo, en una tasa de suicidio mayor a la media de la población?
“Es cierto que hay más suicidios en la Guardia Civil, y es un tema que la AUGC considera prioritario. En cifras aproximadas, la tasa de suicidio entre los guardias es, si recuerdo bien, de 16 por cada 100.000, mientras que la media general en España es de 11 por cada 100.000 personas. Más que un problema, es una lacra terrible. Desde hace unos años, tenemos un suicidio en la Guardia Civil cada 26 días”.
-¿Se ayuda a los guardias con problemas psicológicos?
“Prácticamente en nada. Tenemos nuestras propias normas laborales, y no sirven en este sentido. Tenemos un psicólogo, pero atiende a todos los guardias civiles de Canarias”.