el charco hondo

La política de puerta fría

Saben los comerciales que la venta de puerta fría exige perseverancia, cintura y tener bien maduradas (engrasadas) las etapas de planificación, ejecución y seguimiento

Saben los comerciales que la venta de puerta fría exige perseverancia, cintura y tener bien maduradas (engrasadas) las etapas de planificación, ejecución y seguimiento. Vender a puerta fría es una técnica comercial poco agradecida, incluso desagradable. Cuando los profesionales se enfrentan al timbre de la cold door o los diputados a un Gobierno blindado por una mayoría absoluta los gestos amables brillan por su ausencia -y los portazos por su frecuencia-. ¿Qué permeabilidad cabe esperar por parte de quienes al otro lado de la puerta o de la mesa de negociación nada ofrecen porque nada necesitan? Cosa diferente es que, como está ocurriendo en la actual legislatura, la precariedad parlamentaria del Gobierno de España convierta la puerta fría en un océano de comprensión que, en el caso de las Islas, se está traduciendo en un mejor tratamiento presupuestario. Así ha sido con los Presupuestos Generales del Estado de 2017, y así pasará con la inminente negociación de los de 2018; pero no porque los ministros hayan entendido de golpe que las Islas requieren un mayor esfuerzo, sino porque quienes están al otro lado de la puerta esta vez sí necesitan algo: los votos de los diputados 175 y 176. Dijo el presidente el último 30 de mayo, aludiendo a los acuerdos alcanzados con el Estado, que demostrado queda que el diálogo es más eficaz que el frentismo. Coincidiendo con Clavijo en que el diálogo es la fórmula deseable (debe ser el plan A, y también el B, C y D), cabe advertir de que el incremento de recursos para las Islas no es hijo del entendimiento sino de la fragilidad parlamentaria del PP, de su insuficiencia. Ahora que echará a andar la negociación de los PGE de 2018 no está de más recordar que este nuevo escenario no se ha abierto por el diálogo (que ayuda, claro que sí), sino porque el PP ha perdido la mayoría absoluta que tuvo a Canarias tocando en una infranqueable puerta fría, en un bloque de hielo.

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