el charco hondo

Las rotondas del cerebro

Hay cosas que quienes vivimos en estas islas (nacidos aquí o no, tanto da) hacemos razonablemente bien, algunas bastante bien, y otras no tanto, incluso tirando a mal o muy mal

Hay cosas que quienes vivimos en estas islas (nacidos aquí o no, tanto da) hacemos razonablemente bien, algunas bastante bien, y otras no tanto, incluso tirando a mal o muy mal. Y no pasa nada, no hay que dramatizar ni venirse abajo porque no sepamos afrontar determinadas situaciones. Somos hijos de un cóctel de contexto, genética y hábitos adquiridos, y con esas herramientas tenemos que seguir avanzando lo mejor que sepamos o podamos. A los canarios se nos dan algunas ecuaciones, pero otras, como gestionar adecuadamente el uso de las rotondas, se nos han negado. El cerebro de los canarios está programado para salvar situaciones difíciles, pero algo pasó en el recorrido neuronal que nos ha traído hasta aquí, algo que se nos escapa, algo que nos oxidó determinadas piezas, de ahí que cuando entramos en una rotonda suframos un apagón en los corredores del cerebelo y, vencidos por el cortocircuito, quedemos a la deriva convertidos en armas de destrucción más o menos masiva al volante de nuestras incapacidades.

El encéfalo, considerado como el sistema más complejo del universo conocido, en nuestro caso, sumergidos en la tormenta de las rotondas, cabe catalogarse como el sistema más imprevisible de los universos conocidos o desconocidos. El agua es al aceite lo que los canarios a las rotondas, jamás lograremos fluir como un solo cuerpo. No hay corteza cerebral bajo la que esconder nuestra torpeza para entender que salir de la rotonda exige estar situado en el carril derecho; y, sensu contrario, que nunca (jamás) debe abandonarse desde los carriles interiores de la misma. Algún eslabón neuronal se nos ha caído por el camino, lo que explicaría que no seamos capaces de procesar que para salir debemos pasarnos con antelación suficiente al carril de la derecha. Nacidos aquí o no, tanto da, a quienes vivimos en las Islas nos bloquearon el programa que hace falta para entender las rotondas. Y no pasa nada. O sí.

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