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“Los requerimientos que nos piden son inviables e inasumibles a estas alturas”

El concejal de Infraestructuras y Obras de Santa Cruz de Tenerife, José Alberto Díaz-Estébanez, afirma, tras declinar organizar el Mundial, que “no es razonable echarnos la culpa por la falta de planificación inicial”
José Alberto Díaz-Estébanez
José Alberto Díaz-Estébanez
José Alberto Díaz-Estébanez. Fran Pallero

El concejal de Infraestructuras, Obras y Proyectos Urbanos de Santa Cruz de Tenerife, José Alberto Díaz-Estébanez, aseguró ayer a DIARIO DE AVISOS que declinar la celebración del Mundial de Baloncesto Femenino 2018 en la Isla “fue la decisión más adecuada, realista y responsable”, tras “unos requerimientos inasumibles e inviables a estas alturas”.

El portavoz del Grupo de Gobierno (CC-PP) del Ayuntamiento capitalino aseguró que “esta no fue una decisión unilateral del Ayuntamiento de Santa Cruz sino unánime de las cuatro administraciones implicadas (Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y Ayuntamientos de La Laguna y Santa Cruz). Teniendo toda la mejor voluntad del mundo para echar una mano, lo cierto es que las premuras de tiempo y los requerimientos exigidos, tanto en la parte económica como de infraestructura y, sobre todo la incompatibilidad con el normal funcionamiento de los equipos y usuarios del Pabellón Quico Cabrera” han sido los motivos esgrimidos por su corporación municipal, “pero el resto de instituciones tienen sus motivos, para desistir”.

El edil capitalino recordó que la capital no formaba parte de las sedes en las primeras conversaciones, pero tras los requerimientos de la FIBA en cuanto a infraestructuras de todo tipo, se solicitó la colaboración de Santa Cruz en mayo. “Nosotros estábamos dispuestos a poner las instalaciones al servicio de la organización y colaborar en cuestiones organizativas, realizando unas pequeñas mejoras en el Pabellón. Hasta ahí era todo asumible, pero sin embargo cuando avanzaron los requerimientos técnicos de la FIBA, los gastos en obras propias y los equipos en alquiler puntuales supondrían un coste superior al millón de euros” -ampliar el aforo, cambiar el parqué, las canastas, videomarcadores, megafonía, iluminación, informática, poner un climatizador…-, unos requerimientos inasumibles e inviables a estas alturas, aparte de los acuerdos anteriores del pago de canon y diversas actividades”.

Además, el edil recordó que “para sacar adelante una obra de esta dimensión hace falta unos trámites administrativos y unos plazos a cumplir”, y tener en cuenta el riesgo que supondría el retraso en cualquiera de las fases “que genería una situación que haría inviable una alternativa y sería catastrófico para la organización”. Díaz-Estébanez incidió en que “dejaríamos inutilizado el Pabellón Quico Cabrera para cualquier actividad durante las obras, por lo que habría que reubicar a los equipos y usuarios y no tenemos alternativas”. “Al final, resaltó el edil santacrucero, es también una cuestión de coste-beneficio. El beneficio de hacer un acontecimiento importante con la repercusión que supondría para la isla, aunque puntual, y el tener finalmente un Pabellón en unas condiciones óptimas pero sobredimensionado para nuestras necesidades, y el precio que supondrían todas las inversiones a realizar tanto económicas con el cánon, como las obras necesarias para poner a punto el Pabellón, condenando además a la inactividad a todos los usuarios que utilizan las instalaciones pues no tenemos alternativa. No puedo interrumpir la actividad deportiva, no es sensato, esto requiere una planificación muy sensata y seria, no pensando solo en un acontecimiento puntual, sino en las necesidades reales de ese pabellón de cara al futuro”.

Falta de planificación

Díaz-Estébanez afirmó que “hemos actuado de la manera más responsable. Estamos para hacer las cosas bien, no para quedar bien y salir en ninguna foto. Creo que se ha analizado y se ha tomado la decisión de manera responsable, pues nuestra primera obligación es garantizar la actividad deportiva en el municipio, y nuestra prioridad es el deporte base, y ahí es donde hacemos el máximo esfuerzo. No es razonable echar al Ayuntamiento de Santa Cruz la culpa por la falta de planificación inicial y las prisas de última hora, cuando fuimos invitados a participar hace poco tiempo. Si nos hubieran llamado seis u ocho meses antes hubiéramos buscado alternativas y planificado todo con tiempo, pero se nos ha pedido a última hora que hagamos unos sacrificios inasumibles”, finalizó.

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