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Paolo Gavanelli, el barítono que enamoró La Palma

El cantante, que pasa largas temporadas en la Isla desde hace más de una década, actuará este sábado con Edita Gruberova, en el Festival Internacional de Música
Anelio Rodríguez y Paolo Gavanelli. | D. S.

El barítono Paolo Gavanelli, considerado por la crítica internacional como uno de los grandes intérpretes de Verdi, llegó a la isla de La Palma de la mano de Jorge Perdigón, cuando el tenor palmero puso en marcha, hace más de una década, Ópera en el Convento. Los unía una profunda amistad, que se forjó en Alemania, donde Gavanelli encontró en él “la luz” de alguien de su gremio que dominaba su lengua natal, el italiano. Ópera en el Convento se convirtió en La Palma Festival Internacional de Música y Gavanelli en un palmero más. “Un palmero de corazón”, como destacó el escritor Anelio Rodríguez, durante la charla pública que mantuvo con el cantante en el Espacio Cultural de CajaCanarias.

Gavanelli se enamoró tanto de la isla, que adquirió una casa en el municipio de Mazo, donde reside con bastante frecuencia con su familia a lo largo del año y donde encuentra un lugar de descanso de su apretada agenda operística. Fiel a su cita con su segundo hogar, cantará este sábado con Edita Gruberova, considerada la diva del belcanto, en el Teatro Circo de Marte, en una velada que promete ser otro hito en la corta pero intensa historia del Festival.

Durante el encuentro con el público, Gavanelli aportó alguna de las claves de su trayectoria musical, que le ha llevado a actuar en los mejores teatros del Mundo, bajo la dirección de los más prestigiosos directores de orquesta, como Zubin Mehta, Georg Solti o el japonés Seiji Ozawa.

Su pasión por la música nace en la infancia. “Mi padre me ponía las sinfonías de las óperas de Rossini, dirigidas por Toscanini. Lo escuchaba diez veces al día, cuando tenía cuatro años”. Luego empezó a interpretar canción ligera italiana, pero a los 16 años inició los estudios de teoría musical y se decantó por la ópera.

Nadie le regaló nada al barítono italiano, nacido en Sicilia, donde su padre trabajaba como director de una estación de tren. Los estudios de canto tuvo que costearlos trabajando en el campo. A la vez realizó la carrera de Derecho y sacó unas oposiciones en el Ministerio de Economía italiano.

Pero la pasión por la música lo apartó pronto de la Administración y comenzó su carrera operística. “En los pequeños teatros hacía papeles importantes, y en los grandes papeles pequeños”, recuerda. Pero su bautismo de fuego llega en 1988, cuando su agente le informa de que James Levine, director entonces del Metropolitan de Nueva York, estaba haciendo audiciones para descubrir nuevas voces.

Realiza la audición ante el imponente recinto con capacidad para 4.000 personas y la mirada atenta de Levine. Un día antes del viaje de vuelta, su representante recibe una llamada inesperada: el barítono de Il Trovatore, que abría al día siguiente la temporada, estaba enfermo y Levine quería que actuase Gavanelli. No dejó escapar la oportunidad y triunfó. Así dio el salto definitivo en su carrera, que le llevó a ser protagonista en las principales plazas: La Scala de Milán; la Royal Opera House de Londres, la Ópera Estatal de Viena, etc. Gavanelli compartió escenario con el cantante canario Alfredo Kraus, en su última actuación en el Metropolitan de Nueva York.

Ha interpretado 336 veces Rigoletto, por cuyo autor, Giuseppe Verdi, siente devoción. La Palma fue testigo de una de esas magistrales interpretaciones y también de su entrañable personalidad durante los más de diez años que convive en la Isla.

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