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La Embarcación, 96 años de tradición multitudinaria

Los ranilleros honraron por tierra y por mar a la Virgen del Carmen y San Telmo en el día grande de las Fiestas de Julio, ante 30.000 personas que inundaron el muelle pesquero

Fotos ANDRÉS GUTIÉRREZ

M. M. S.Puerto de la Cruz

El sentimiento ranillero, ese espíritu marinero, orgulloso y extrovertido que define la idiosincrasia de las gentes del Puerto de la Cruz, se desbordó ayer, un año más, en el pequeño muelle de la ciudad turística durante la ceremonia, casi sagrada para este pueblo, de la embarcación de la Virgen del Carmen y San Telmo, el día grande de las Fiestas de Julio. Alrededor de 30.000 personas invadieron el muelle para presenciar la emocionante entrada en el mar de la Reina de los Marineros, una tradición local que cumplió ayer 96 años de historia y que, en este casi siglo de existencia, ha ganado tal arraigo y popularidad que ha dejado en un segundo plano al otro gran protagonista de la fiesta mayor portuense, el Gran Poder de Dios, que pone el contrapunto de solemnidad y recogimiento. Curiosamente, ninguna de estas dos veneradas imágenes son los patronos oficiales de la ciudad turística, pero la gran devoción que despiertan ha hecho de sus fiestas las más populosas en la actualidad.

El Puerto se llenó ayer de gente, y de autoridades, encabezadas por el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, quien no se embarcó, por cierto. Sí lo hicieron el alcalde, Lope Afonso, y la Reina de las Fiestas, Jazmín Puentes. Si guapa estaba la joven reina, más aún lucía la imagen de la Virgen del Carmen, obra del escultor portuense Ángel Acosta, que ayer estrenaba un espectacular manto blanco con el escudo heráldico de la ciudad bordado en oro.

La emoción se desbordó por momentos durante una jornada larga, calurosa y sin apenas incidentes reseñables, según fuentes municipales. Al llegar la procesión a la capilla del muelle, se tributó un sentido homenaje a Manuel González el Tres Pelos, personaje popular recientemente fallecido y que fuera uno de los promotores de la Asociación de Cargadores de la Virgen. La emoción general se acrecentó con el Ave María de Chago Melián y la voz gitana de Toni Acedo. La marea baja dificultó la maniobra de embarque. Los miembros de la Asociación de Cargadores tuvieron que afanarse hasta con el agua al cuello para introducir la imagen con mimo en la falúa Nuevo San Ramón. “¡No pasa nada, la Virgen ya está embarcada!”, volvieron a gritar los portuenses en ese instante de euforia colectiva.

Luego, como es tradicional, la Virgen del Carmen y San Telmo, acompañados de decenas de pequeñas embarcaciones de todo tipo, navegaron desde Martiánez a Punta Brava, de punta a punta de la costa portuense. Ya en tierra, la procesión prosiguió a lo largo del barrio marinero de La Ranilla hasta El Peñon, tal y como marca la costumbre cada tres años. Finalmente, más de seis horas después de la salida del templo, las dos imágenes retornaron a la parroquia.

Según cuenta el investigador portuense Melecio Hernández, la primitiva imagen del Carmen estuvo sumida en el olvido en la parroquia de la Peña de Francia hasta 1917, fecha en la que se celebró una solemne misa oficiada por el párroco Antonio Marín. Fue en 1921 cuando la imagen del Carmen fue embarcada por primera vez tras ser procesionada a hombros de marineros. El centenario ya está cerca.

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