solidaridad

Verano solidario en África y América

Jóvenes tinerfeños marchan a Camerún, Costa de Marfil, Burundi, Perú y Paraguay en acción misionera, compartiendo fé y trabajo
Gamir con las gentes de Adiaké (Costa de Marfil), dispuestos a construir una escuela . Fotpo cedida
 Gamir con las gentes de Adiaké (Costa de Marfil), dispuestos a construir una escuela . Fotpo cedida
Gamir con las gentes de Adiaké (Costa de Marfil), dispuestos a construir una escuela . Foto cedida

Por Zenaido Hernández

El obispo de Tenerife Bernardo Álvarez les entregó el signo de la misión, la luz que partió de Belén. Fue en la ceremonia que tuvo lugar días atrás en la Catedral de La Laguna y muchos han partido hacia el destino elegido, dispuestos a desarrollar su proyecto de cooperación en acción misionera.

Bárbara Méndez forma parte del Grupo de Animación Misionera Gamir que se formó hace unos años en Los Realejos. Estudiaban en los institutos del municipio y en ellos caló el ejemplo de sacrifico y entrega de los misioneros “que mostraron su compromiso de amar y cuidar a los necesitados”. Hoy son profesionales-savia nueva- que en su mayor parte trabajan en el sector de la enseñanza; desde hace seis años dedican sus vacaciones a cooperar en lugares y con gentes que lo necesitan. “Desarrollamos un proyecto que hemos venido estudiando a lo largo del año: parte de la demanda y de la necesidad de nuestros amigos en Burundi, Costa de Marfil o Perú. Vamos a compartir con ellos nuestro tiempo, nuestra vida y el amor de Dios que es un regalo enorme para nosotros”.

Desde hace unos días los que se dirigieron a Costa de Marfil participan con la parroquia de Saint Louis en Adiaké, en la construcción de una escuela, y colaboran con las Hermanas de Los Pobres en el orfanato. “Ayudamos en todo lo que podemos, aliviándoles en el trabajo que cada día desarrollan. A lo largo del año hemos reunido material y dinero para hacer frente a una serie de necesidades de esos centros. En Perú estaremos con las Oblatas de María Inmaculada, en Morán Lirio- Cajamarca, un pueblito bellísimo, de alta montaña, a 3.400 metros. Allí hay mucho por hacer y ponemos nuestro empeño en ayudarles, pero lo que recibimos de ellos supera toda medida. Nos enseñan a valorar las cosas, a compartir y a ponerle una sonrisa a la vida, dándole valor a la palabra, al compromiso…”

Alexis Hernández estudió en el Colegio San Ildefonso y tras finalizar los estudios de Química ha creado su propia empresa. Forma parte de Proyde (ong de La Salle) y a finales de este mes parte con sus compañeros para Paraguay. “Hemos reservado nuestras vacaciones que ponemos a disposición de la comunidad de la Escuela de San Isidro Labrador, en Pozo Colorado, un centro que dirigen los hermanos de La Salle y las hermanas de San José de Cluny. Allí atienden gratuitamente a niños y niñas del Chaco paraguayo. Los pequeños están internados y nuestra labor es colaborar con los profesores impartiendo clases y dando apoyo psicopedagógico. También trabajaremos en la huerta y en el acondicionamiento de instalaciones o en preparar actividades lúdicas”.

Las mochilas del grupo están listas para emprender el viaje. En su interior va su compromiso de “no ser pasivos ante la injusticia y la desigualdad. Queremos que a través de la educación los niños y niñas del Chaco puedan tener la oportunidad de un futuro mejor ya que sin la escuela estarían abocados a la analfabetización. Buscamos que cada vez puedan hacer más cosas por si mismos, para que en un futuro las donaciones y los voluntarios lleguemos a ser innecesarios”.

Proyde- Tenerife ha compartido con otros grupos- casi un centenar en toda España- un proceso de formación para emprender la acción que en cada caso han elegido. “Vamos con la mente abierta a compartir la forma de vida de las personas que se encuentren con nosotros. Nos ponemos a su servicio, respetando sus costumbres. Ser misionero en el mundo de hoy es salir de la zona de confort de nuestro día a día y vivir en primera persona diferentes realidades de injusticia y desigualdad. Muchas veces solo actuamos ante desastres puntuales, impulsados por la fuerza de la culpa que nos lleva, a través de una donación, a una solidaridad a distancia y distante. Proyde prepara a voluntarios en proyectos que no son fines en sí mismo sino medios de crecimiento y desarrollo humano”

Desde el pasado lunes están en Camerún los doce jóvenes del Colegio San Ildefonso que han finalizado segundo de bachillerato. Les acompaña el director del centro, el hermano Maximiliano (Maxi) Nogales. En esta ocasión no ha podido viajar Ana Dorta, profesora de primaria, que se ha forjado en acciones de cooperación en África. Una lesión le obliga a vivirlo en la distancia, con la experiencia de cinco años colaborando con los profesores y alumnos de Mbalmayo en las mejoras que se han ido ganado, fruto del trabajo y del esfuerzo de todos. “Es un centro modélico de formación profesional, que da enseñanza gratuita, con voluntarios, profesionales que se han formado en los centros educativos de La Salle. Hemos ayudado a construir el internado, el comedor, a dotarlos da agua, luz, material educativo para las clases de secretariado, informática, electricidad y mecánica. Ahora están allí de vacaciones, pero nos esperan para compartir el trabajo que vamos a desarrollar. África pone ante nosotros una realidad que impacta; nos sorprende su alegría y naturalidad ante las limitaciones, la generosidad sin límites. Allí, con la mayor seguridad, compartimos con cristianos y musulmanes un proyecto y nuestros jóvenes reciben una experiencia que les enriquece de por vida. Jesús, con su voz y ejemplo, nos invita a seguir; tenemos la seguridad de que él está a nuestro lado”.

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