Fue en el aeropuerto de Barajas, justo después de perder por 3-1 en el Coliseum, ante el Getafe. Políticos y miembros del CD Tenerife mantenían una conversación informal, algo que sirvió como primera toma de contacto para formalizar un patrocinio por 450.000 euros que debería ayudar a los blanquiazules a lograr un ascenso a Primera que se les acababa de escapar solo unas horas antes de una forma cruel. Han sido 55 días los transcurridos desde aquella triste noche, pero en ese tiempo han cambiado muchas cosas alrededor del club insular.
La decepción por el 3-1 duró poco. Más allá de los incidentes provocados por algunos seguidores madrileños en el Coliseum Alfonso Pérez, la afición blanquiazul supo entender que era necesario aprovechar aquel ambiente de ilusión. Esa afición sufriría un revés cuando conoció la noticia de la salida del club de Víctor Pérez Borrego, director general, que daría paso a Pedro Rodríguez Zaragoza. Se llegó incluso a convocar una manifestación como protesta por dicha medida, pero, paradójicamente, uno de los promotores de aquella concentración, Antonio Cano, acabó trabajando en la entidad, lo que también generó críticas en la afición, que no entendió mayoritariamente ninguno de los dos movimientos.
A los seguidores les preocupaba el mercado de fichajes y sería precisamente eso lo que les daría un nuevo golpe tras el frustrado ascenso. Gaku Shibasaki, nuevo ídolo blanquiazul, hizo las maletas rumbo a Getafe, donde se encontraría con los tinerfeños Ángel y Bruno. La contratación de Amath, que había llorado sobre el césped del Coliseum, fue la gota que colmó el vaso, generando una rivalidad de nuevo cuño, casi tan intensa como la amistad entre seguidores del Tenerife y el Cádiz.
La afición necesitaba un nuevo referente, personificado en Nano y su posible regreso al club, el gran objetivo de Alfonso Serrano. Mientras, las llegadas de jugadores como Juan Villar o Víctor Casadesús, además de las confirmaciones de canteranos como Jorge o Brian Martín durante los partidos de pretemporada, parecen comenzar a tapar esos huecos.
El que puede ser un impulso definitivo llegó con el patrocinio por parte de Tenerife 2030. Serán 450.000 euros los que recibirá la entidad a cambio de lucir esta marca en la camiseta, posibilitando reforzar su plantilla con un delantero que marque la diferencia. Esa fue la partida que se pensó en su momento para tratar de retener a Shibasaki.
Lo cierto es que, con fichaje estrella o no, la campaña de abonados del club funciona. Fue tan discutida como las anteriores, algo que no sucedió con las nuevas equipaciones, aplaudidas por todos, pero, según la última cifra ofrecida por Miguel Concepción, de los algo más de 9.000 abonados con los que cuenta a día de hoy el CD Tenerife, 1.500 son de nuevo cuño, aquellos que se engancharon la pasada campaña y que esperan que la que arranca hoy sea la del ascenso a Primera División para los blanquiazules.
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