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“Amaro Pargo no fue un pirata, ni el Robin Hood de Canarias”

El periodista Benjamín Reyes, artífice del proyecto del documental sobre esta figura histórica, desgrana las claves de la leyenda
Benjamín Reyes
Benjamín Reyes
Benjamín Reyes, artífice del documental ‘Amaro Pargo: entre la leyenda y la historia’ . / FRAN PALLERO

No lo duda; responde sin demora cuando le pedimos una definición del personaje -Amaro Pargo-, que ha sido objeto de su estudio y que ha expresado en el documental. “Me quedo con decir que Amaro Rodríguez Felipe fue comerciante y terrateniente; un hombre de su tiempo, que llegó a ser el más rico de Canarias. No fue un pirata; ejerció de corsario, que es algo bien diferente”. Benjamín Reyes Báez, licenciado en Historia del Arte y Periodismo, pudo sacar adelante su proyecto, el documental que Televisión Canaria emitió hace unos días: Amaro Pargo: entre la leyenda y la historia. Antes ha realizado otros trabajos de no menor exigencia, que confirman su labor de documentalista y periodista especializado en cine: Déjame ser y Homenaje a Arturo Maccanti. En octubre estará de nuevo al frente del DocuRock, la tercera edición del Festival de Cine Documental de Música, que se celebra en TEA, consolidando su labor de gestor cultural.

-¿Amaro Pargo es de cine?
“Su figura y cuanto le rodea tiene un aura de misterio. Llegué a él preparando un reportaje para publicar en un medio y decidí proponerlo como proyecto en el Euroforum-Canary Islands International Film Market (Ciifm). Allí comprobé que buscar financiación para una película cultural es harto difícil; no le interesaba a los productores de peso. Preguntaban por el presupuesto y cuando les decía que rondaba los 100.000 euros no terminaban de entenderlo, querían saber por qué era tan barato. Así que decidí hacerlo en una dimensión accesible, valorándola en 19.000 euros. La TV Canaria puso 10.000 euros y compró los derechos para Canarias por10 años, con pase ilimitado, y se sumó el Ayuntamiento de La Laguna, que puso 7.000 euros, el de El Rosario, que aportó 1.200 euros, y el resto lo cubrimos nosotros. Con eso hemos trabajado, sin perder rigor histórico, que es lo que pretendía y hemos logrado”.

-¿Qué queda del personaje?
“Lo importante: las huellas de cuanto hizo. He dedicado un año y medio a la investigación, consultando documentos primarios, en archivos, que por primera vez se han mostrado a las cámaras. Partiendo de ese trabajo llegué a un acuerdo con JR Producciones y en 10 días grabamos todo el material. Luego vino el trabajo meticuloso de postproducción, y nos quedamos con 52 minutos, que incluye un cuento infantil del escritor y cineasta Pompeyo Reina, y lleva la voz de José Luis de Madariaga. Hemos querido acercar al público en general el conocimiento de uno de nuestros personajes, para mostrar un periodo histórico que se ha desdibujado por el peso de la leyenda”.

-¿Qué aporta como novedad?
“Me sorprendió que siendo tan importante en el XVIII, su figura se eclipsara para reaparecer a partir de las primeras décadas del XIX gracias a un grupo de autores, entre ellos Benito Pérez Armas (Tradiciones laguneras. La Santa y el corsario), María Rosa Alonso (Un rincón tinerfeño. La Punta del Hidalgo) y Antonio Rumeu (Piratería y ataque naval a las Islas Canarias). Luego seria Domingo García Barbuzano, en El corsario Amaro Pargo, del que se hicieron unos 2.000 ejemplares, quien ofrece un trabajo magnífico, al alcance de un reducido numero de personas interesadas. Hoy el cine da la posibilidad de extender su figura y hemos asumido el compromiso de presentarlo con el rigor que merece”.

-¿Nació rico?
“Podemos decir que era de muy buena familia. Sus padres eran terratenientes, con casa en La Laguna, donde nace, justo al lado de la ermita de San Cristóbal. Tuvo siete hermanos, entre ellos tres que se hicieron monjas de clausura. Cuando tramita la limpieza de sangre, para alcanzar título de nobleza y armas, declara que en sus orígenes figuran tres conquistadores de Canarias. Con 14 años se emancipa de sus padres y se lanza a la mar, y ya con 21 era alférez. La formación la adquiere con la práctica y todo apunta a que le fue muy bien, pues llegó a atesorar unas 900 fanegadas, 60 casas, 13 viñedos… Tuvo varios barcos de carga, que no navíos, con los que comerció con puertos de México, Venezuela, Cuba, Italia… Exporta malvasía y aguardiente de sus propiedades, y compra y vende productos en los puertos que visita: cacao, telas, tabaco y, sobre todo, esclavos”.

-¿Qué hay del tesoro?
“Con el paso de los años se tejió una leyenda, otorgándole ese rasgo piratesco junto al de benefactor de la iglesia y protector de los pobres. Hubo de todo, pero en una escala que conviene delimitar. Su testamento se contiene en tres mayorazgos, legajos que se conservan en el Museo de Historia de Tenerife (Casa Lercaro); en esos documentos queda reflejado cuanto donó, pero eso no lo convierte en el Robin Hood de la Isla, como algunos lo han querido retratar. Son herederos de sus bienes Amaro González de Mesa y Ana Francisca Rodríguez Felipe, sus sobrinos, que se casan entre sí. La finca de Toriño, en Machado, figura entre las propiedades que reciben”.

-¿Es allí donde está la llamada Casa del Pirata?
“Fue la casa que construyó su sobrino Amaro González de Mesa, de ahí la leyenda que hace que tome un camino diferente al de la historia. Felipe Trujillo, el último que vivió en ese inmueble, hasta 1975, año en el que fallece con 99 años, fue quien lanzó esa leyenda. Él contaba a los vecinos que era descendiente de Amaro Pargo. Lo cierto es que hay una relación muy tangencial, pues fue hijo de Juana, que sirvió en la casa de Bartolomé González de Mesa, hijo de Amaro González de Mesa. Felipe Trujillo decía que el tesoro estaba allí escondido, por eso, cuando muere, se produce el expolio. La gente hizo agujeros en todas partes y derribó tejados y muros. Me han contado que llegaban con camiones para llevarse piedras. Se pudo salvar muy poco, entre ello el brocal del pozo, de piedra tallada, y fue gracias al escultor Paco Palomino, recientemente fallecido, que al ver que unos individuos lo cargaban les dio de su bolsillo 10.000 pesetas y lo retuvo para entregarlo al Museo de Historia; fue uno de los muchos gestos que tuvo por conservar el patrimonio. El brocal está en la Casa Lercaro, en el patio que da a Tabares de Cala, y la leyenda continúa, pues hay quienes dicen que por él se tiró la joven Catalina y que en la noche, su fantasma, deambula susurrando secretos”.

AMARO PARGO
Pargo fue apodo y apellido de Amaro Rodríguez Felipe. / DA

-¿Y su relación con la Siervita?
“Tres hermanas del corsario fueron monjas de clausura en el convento de Santa Catalina, donde también profesó Sor María de Jesús. La Siervita ocupó un lugar muy importante en su vida. Fue su talismán, una voz de referencia, que admiró y protegió. La monja tenía 35 años más que él y falleció 16 años antes que nuestro personaje. Abundan los testimonios de admiración mutua, pues se consideraban hermanos en la fe. Él dona el sarcófago para que se custodie su cuerpo incorrupto, y siempre lleva consigo la cruz de cilicio, que dice le salvó de un naufragio o de la estocada que le dan en La Habana, por la que estuvo a punto de morir.”

-¿Qué pasó con la exhumación de sus restos en Santo Domingo?
“Fue un episodio de enorme trascendencia mediática, con el que la compañía de juegos Ubisoft promocionó Assassin’s Creed IV. Una campaña de marketing que, con el trabajo de Arqueomedia, incluyendo pruebas de ADN, permitió confirmar la autenticidad de los restos de Amaro Pargo, contemplando la herida de arma que sufrió en Cuba; los de sus padres, Juan y Beatriz, y los de su criado, de raza negra, Cristóbal Linche, al que había manumitido y otorga el derecho de reposar en el sepulcro familiar. El estudio se pudo hacer gracias a la colaboración de sus descendientes: Ramón González de Mesa, que es sobrino-nieto octavo, y del hijo de este, Juan Amaro”.

-¿En el documental está todo?
“Es un resumen didáctico, con imágenes de los lugares emblemáticos: La Laguna, El Socorro (Tegueste), Punta del Hidalgo, Machado y Guadamojete. Incluye declaraciones de los descendientes… Hay documentos que por primera vez se muestran a las cámaras. He podido constatar la existencia de un retrato que le hizo José Rodríguez de la Oliva y que hasta 1985 estuvo en el Consejo Consultivo de Canarias; hoy está en paradero desconocido y lo hemos recreado gracias al talento creativo del pintor Luis Zarate.”

-¿Misión cumplida ?
“Cierro este capítulo y ya estoy trabajando en otro, afrontando los retos que comporta. Hay archivos como el Diocesano que están disponibles tres horas a la semana, o el Histórico Provincial, del que solo el 1% de sus fondos están digitalizados. Son una muestra de lo mucho que queda por hacer en nuestro patrimonio cultural”.

 

Llegó a ser el hombre más rico de Canarias en el siglo XVIII

Pargo fue apodo y apellido de Amaro Rodríguez Felipe, un lagunero que el tiempo quiso vestir de pirata y situó ante marineras aventuras. Al que bautizaron Amaro, santo de reminiscencia portuguesas, el rey otorgó patente de corso. Dispuso de gran fortuna, que no pudieron heredar sus hijos cubanos Manuel Amaro de la Trinidad y Francisco Sargo.

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