Cataluña

Si España le da la espalda a las exportaciones de la industria catalana, Cataluña se hunde. Si Cataluña se declara independiente (constitucionalmente es imposible) no será miembro de la Unión Europea, sino que sería tratada como cualquier país tercero y sus productos no tendrían competencia (para mal) por los aranceles brutales que les impondría la Unión. Cuando la mayoría de los países tienden a unirse para ser más fuertes, los independentistas catalanes hacen lo contrario. El otro día, en una televisión, Borrell le dio tal paliza a Junqueras que lo dejó mudo. No tenía el independentista de Esquerra Republicana un argumento válido y Borrell se lo sabía todo sobre Europa. A mí me pasa algo así y no salgo nunca más de mi casa, pero estos tipos no tienen ni siquiera sentido del ridículo. Puigdemont es un títere de Junqueras y de la extrema izquierda catalana, un político sin oficio ni beneficio que no tiene categoría para presidir la Generalidad. Los catalanes la arman cada cincuenta años, más o menos. Ya la armaron antes de la guerra civil y terminó aquello como terminó. Franco se cargó más tarde sus costumbres y su idioma, para tenerlos controlados; y eso fue una injusticia. Pero todos aquellos polvos trajeron estos lodos. Cataluña sola no es nada, no tendría medios para subsistir y sus políticos mienten continuamente. Son políticos algunos de los cuales se han mamado hasta las baldosas de las instituciones y ahora lo que quieren es quedar impunes. Si los que han armado el follón se creen que van a salirse con la suya están en un error. España es un país con leyes que se cumplen. Y Cataluña es España. Y todo el mundo sabe que Rajoy tiene un plan. Y sabe también todo el mundo que los que armen el follón acabarán siendo inhabilitados para muchos años y expulsados de sus cargos. Y, si no, atentos a la jugada.