por quÉ no me callo

Icod, el perenquén de verano

La serpiente de verano fue el bicho que estuvo siempre en las oraciones del periodista, porque la prensa, que es una agricultura de buenas y malas cosechas, tiene su periodo estival de sequía, y le va la vida en ello

La serpiente de verano fue el bicho que estuvo siempre en las oraciones del periodista, porque la prensa, que es una agricultura de buenas y malas cosechas, tiene su periodo estival de sequía, y le va la vida en ello. Por suerte, nunca faltan personajes y sucesos esperpénticos, según la criptozoología del género, que calmen esta sed cíclica de noticias, y en las redacciones se ha celebrado siempre con entusiasmo cada nuevo scoop de este bestiario, a condición de prolongarse en el tiempo durante días o semanas, como es de rigor. La serpiente es de la fauna del culebrón, con el que guarda un parentesco grotesco muy receptivo en radios y telenovelas. Amar en tiempos revueltos estuvo en antena siete años, y de aquella incontinencia popular deriva ahoraAmar es para siempre, que se emite en Antena 3 desde hace casi un lustro. El culebrón es un producto genuinamente sudamericano, como el mito rural del mismo nombre que describe una serpiente peluda que sugestiona con la mirada. El telespectador queda prendado de la pequeña pantalla en dosis diarias bajo los efectos del comején del amor y el desamor que le devora durante años.

En los periódicos y demás medios, el verano es la estación que invoca a la serpiente como a un clavo ardiendo al que agarrarse. El método no contempla temas enjundiosos, sino, preferiblemente, irrelevantes, la mera anécdota elevada a la categoría de notición. El viejo truco -que orilla, en parte, las aguas de la inocentada de los 28 de diciembre- no deja de tener sus reglas, y hay, como en todo, especialistas en este recurso de primeros auxilios para socorrer al medio que se queda, a la hora de cierre, sin noticia que dar en primera. En la bodega de los viejos periodistas siempre había una serpiente providencial contra ese riesgo congénito. Antes era más dramática la travesía del desierto de agosto para los periódicos; ahora, ya puede ser agosto todo el año en las redes que la excepción es la regla: la noticia cedió su trono a la serpiente viral, y esta especie domina el medio de agosto a agosto sin ceder un ápice de terreno.

La verdad se declara partidaria del papel. Por tanto, cuesta más en este soporte cubrir el expediente de agosto. Pero, con todo, insisto, ahora es menos meritoria la virtud de apropiarse de una buena serpiente de verano, una buena noticia adornada de flecos, que dé para enganchar varios días al lector. Las redes surten de ofidios al oficio en caso de emergencia. El calor es el primer vivero de noticias del mes. Como ahora mismo, las alertas y consignas contra las altas temperaturas. Son un clásico del género en agosto. Este año, las microalgas -cianobacterias- han sido la novedad que madrugó, y han dado juego como baza informativa, aderezadas de opiniones de biólogos, ecologistas, alcaldes y espontáneos.

En un ranking de serpientes de verano entraría con fuerza la censura de Icod, no tanto por su poder de captación informativa, como por su sorprendente capacidad de proyectarse políticamente sin el menor rubor: de asunto doméstico ha trascendido con inusitado brío a la cima de la comidilla nacional. Icod en la política de Estado, donde el podio era cosa hegemónica del referéndum catalán. Un simple golpe de mano local se trasviste de golpe de Estado. El Ayuntamiento de Icod, cual Fuerte Paramacay, a la espera de ser sometido por el Gobierno de Rajoy cogiendo recortes del de Maduro. La censura es una bacteria que amenaza las playas municipales, y el poder se incomoda cuando alguien le asalta la finca particular. Ahora mismo es la serpiente de verano por excelencia, el monstruo del lago Ness local, que fue el que inspiró este género. ¡Quién podía imaginar que saltaría este lagarto este verano, como si un pequeño perenquén insular amenazara con su modesta anatomía con acogotar a todo un Gobierno de la nación!

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