La presencia de las cianobacterias -conocidas popularmente como microalgas– está en boca de casi toda la población. Desde que se vieron las primeras manchas marrones, en la segunda mitad del mes de junio, este fenómeno no ha dejado de hacer acto de presencia y parece que cada vez con más fuerza. Aunque se han apreciado estas algas en playas de La Palma, La Gomera y El Hierro, de momento Tenerife está siendo la isla más afectada por ellas, y parece que se niegan a dejar atrás la costa.
En las últimas semanas, los ciudadanos de la Isla se están movilizando y celebrando reuniones. Fruto de una de ellas se ha decidido convocar el próximo 9 de septiembre, en la capital tinerfeña, una manifestación para reclamar a las autoridades competentes un mar limpio, al igual que para mostrar su rechazo por los vertidos y la gestión que se está haciendo con el asunto de las cianobacterias. Si bien es cierto que desde prácticamente el inicio del fenómeno los ciudadanos han mostrado su preocupación y han dado sus visiones en las redes sociales -que se han convertido en la plataforma para dar voz a a los usuarios-, ahora se está formando un movimiento real, en la calle. De hecho, han sido estas críticas a la gestión de las administraciones públicas que se está haciendo y las dudas que surgen de esta situación las que han provocado la celebración de asambleas ciudadanas, con el fin de buscar respuestas y plantear, entre todos y mediante la votación, resultados.
La plaza de La Candelaria de Santa Cruz de Tenerife -como ya ocurrió con el 15M- se convirtió en el escenario que ha acogido a estos nuevos indignados. El estreno, que tuvo lugar hace ya una semana, dio paso a la convocatoria en la tarde de ayer de un nuevo encuentro, en esta ocasión con la participación de algunos expertos que ya se han posicionado y han dado su versión, y con la asistencia de más de un centenar de personas de un amplio perfil. El foro, convocado bajo el lema Por un mar limpio para todos, pasemos a la acción, contó con la asistencia de Julio Muñiz, exprofesor del ciclo superior de Química Ambiental en Tenerife, y la abogada Soledad Arocena. El ingeniero José Luis Peraza finalmente no pudo asistir, pero se manifestó mediante un escrito.
Muñiz llamó la atención sobre el hecho de que en Tenerife cada ciudadano consume al día 182 litros de agua, mientras que la media canaria es de 130 litros y la española de 100. “La recomendación de la ONU para ser sostenible es de 60 litros”, dijo. “De esos 130 litros, 70 van al subsuelo y 60 al mar; la gente tiene que cambiar esa cultura, falta concienciación ambiental”, añadió. El químico recalcó que las aguas residuales contienen una gran cantidad de elementos, como proteínas, grasas o azúcares, y algunas cianobacterias se alimentan de ese fósforo que también está presente, y cuya cantidad “es mayor que la que se halla en la calima”.
Arocena denunció que las autoridades “se están pasando la pelota” y no toman soluciones, mientras que el ciudadano “tiene derecho” a una red adecuada. Por último, el colectivo acordó exigir un plan de actuación urgente para las aguas, derogar la Ley del Suelo, una agricultura sostenible y el cambio del Régimen Económico y Fiscal.
La inversión de los impuestos y el daño en los peces, algunas dudas
Durante la asamblea ciudadana de ayer, una vez tomaron la palabra los expertos invitados, todo aquel que quiso pudo trasladar sus inquietudes y dudas. Así, una de las asistentes, afectada por sensibilidad química múltiple, se preguntó sobre los posibles efectos que el vertido de contaminantes y la aparición de las cianobacterias puede tener en la salud, no solo a través del contacto con el agua, sino mediante el consumo de pescados y mariscos. Otros ciudadanos se preguntaron sobre el fin de la recaudación por la tasas de aguas y por las medidas de presión para exigir soluciones.
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