El mar y el cielo de la costa de Guía de Isora volvieron a encenderse con la Noche de Fuegos de Alcalá, una de las exhibiciones pirotécnicas más espectaculares de Canarias en la que este año se emplearon 373 kilos de material, con el que se iluminó, en sentido literal, toda la bahía de Alcalá durante 20 minutos.
La exhibición de luz, color y sonido en la noche del 15 de agosto es una de las tradiciones más arraigadas en el Sur. Casi un siglo lleva este núcleo costero de Guía de Isora atrayendo a visitantes a sus fiestas en honor a la Virgen de Candelaria con el reclamo principal de sus fuegos artificiales.
El investigador José María Mesa sitúa la primera referencia histórica a los festejos en 1925, cuando asegura que “un bote de pescadores tiró fuegos artificiales mientras avanzaba en paralelo a la costa, hasta que llegaba al final de la muralla, donde se celebraban los bailes”.
Precisamente, la larga tradición de los fuegos, su singularidad y espectacularidad son los argumentos que plantea el Ayuntamiento de Guía de Isora para que la Noche de Fuegos de Alcalá sea declarada Bien de Interés Turístico. Para ello, la Concejalía de Cultura, que dirige Lorena Medina, ha impulsado una campaña de difusión y promoción, en colaboración con la comisión de fiestas de Alcalá.
cuatro puntos de lanzamiento
En la presente edición, los fuegos corrieron a cargo de los Hermanos Toste y se lanzaron desde cuatro puntos de la costa: la Baja de Afuera, la Baja Larga, Baja de Tierra y el muellito de la vieja fábrica de conservas. La exhibición pirotécnica volvió a colapsar el pueblo de coches (desde horas antes el público ya buscaba la mejor ubicación), mientras que en la bahía se congregaban numerosas embarcaciones.
El coste de los fuegos es uno de los secretos mejor guardados por parte de las comisiones de fiestas, aunque como regla no escrita se calcula que representan la tercera parte del presupuesto de los festejos, indican fuentes municipales.
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