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Allen, inteligencia y talento al servicio del equipo

Graduado en Ciencia, Tecnología y Sociedad por la prestigiosa Universidad de Stanford, al interior húngaro no le asustan las comparaciones que puedan realizarse con Doornekamp

Tiene la complicada misión de hacer olvidar a Aaron Doornekamp, pero eso no parece preocuparle demasiado. A través de unas llamativas gafas de pasta de color negro, Rosco Allen mira a los medios que han acudido a su presentación, en las oficinas centrales de Hospiten, asumiendo el reto y admitiendo que es “distinto” como jugador, pero “capaz” de igualar el rendimiento del canadiense. Ambición no le falta.

Nacido en Budapest, tras completar su etapa de instituto en Las Vegas, Allen estudió en la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas del planeta a nivel académico, donde han estudiado hasta 21 premios Nobel y que presume de tener el proceso de selección de alumnos más duro de todo Estados Unidos. Allí se decidió por Ciencia, Tecnología y Sociedad, una carrera ofertada en muy pocas universidades, con una obsesión: llegar a graduarse.

Además de mostrar un talento natural para el baloncesto, el pívot siempre tuvo claro que quería acabar sus estudios en una buena universidad y, tras concluirlos y no conseguir un puesto en ninguna franquicia de la NBA -jugó una Liga de Verano con los Golden State Warriors-, Allen probó fortuna en el Obradoiro, donde destacó como un gran tirador y un jugador sumamente inteligente en la pista. Aniano Cabrera, gerente del CB Canarias, ya lo seguía desde su época universitaria y, este mismo verano, no dudó un segundo su fichaje cuando se le puso a tiro.

“Ver jugar al Iberostar Tenerife la pasada temporada me dejó impresionado”, reconocía el jugador. Fue vistiendo la camiseta del equipo santiagués cuando pudo comprobar, por ejemplo, lo bien que compartían el balón los aurinegros: “Vi que realizaban un gran trabajo, que compartían la pelota perfectamente y que tenían una muy buena defensa”.

Por televisión siguió no solo los encuentros de Liga Endesa, sino también los de la Basketball Champions League, de ahí su gran conocimiento de sus nuevos compañeros y su nueva casa deportiva: “Es un club con una gran historia detrás y quiero seguir haciéndola con el Iberostar Tenerife; quiero formar parte de este proyecto”.

Será una temporada de reválida para Allen después de que en el pasado mes de febrero el infortunio se citara con él. Ocurrió durante un entrenamiento del Obradoiro, en el que se llevó un rodillazo involuntario de un compañero. Tras sus grandes gestos de dolor el diagnóstico de los médicos fue claro: se había fracturado la tibia de la pierna izquierda. La temporada para él se había acabado y tocaba recuperarse lo antes posible para acudir al Eurobásket.

Ahora, con todo un curso por delante, las comparaciones con Aaron Doornekamp son inevitables: “Quizás compartimos algunas similitudes, pero somos jugadores diferentes. Espero aportar tanto al equipo como hizo él la temporada pasada”.

Porque, pese a que ocupará el puesto de ala-pívot, Rosco Allen, por características, puede ser tanto un alero alto como un interior con mucha tendencia a buscar el tiro exterior. Ese versatilidad es otra de las características que gustó tanto al CB Canarias: “Puedo aportar tanto en el rebote como en el lanzamiento exterior, pero me adaptaré siempre al rol que me pida el entrenador”.

Por ahora, pese a llevar solo unas horas en la Isla, solo tiene palabras de elogio hacia el club y el equipo. Dice haber tenido un “gran recibimiento” por parte del resto de la plantilla y admite que sus primeras sensaciones son inmejorables: “Me han recibido con los brazos abiertos, creo que podemos tener una gran relación y que esta puede ser una gran temporada para todos”.

Sin tiempo para descansar tras jugar el Eurobásket con Hungría, con la que llegó a superar la fase de grupos, debutará con los aurinegros, como Mariusz Ponitka, mañana, ante el Andorra, en el primer encuentro del Trofeo de las Fiestas de San Mateo, en Huesca.

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