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Carlos Araya cae en la batalla de Hong Kong

El deportista tinerfeño cedió por decisión unánime de los jueces en su combate ante el tailandés Manachai en el combate estelar de la edición número 26 de Yokkao

Carlos Araya está entre los grandes. Lo demostró ayer en Hong Kong pese a terminar perdiendo ante el tailandés Manachai, con el que peleó en inferioridad de condiciones. Empezando por el poco tiempo de aclimatación que tuvo en la ciudad tailandesa, pasando por el peso en el que estaba pactada la pelea que favorecía a su rival y terminando por la ausencia de su gente habitual en la esquina. A esa esquina llegó mostrando la mayor señal de respeto de toda la noche, con la música que escuchaba su maestro, el Mantra of Avalokiteshvara con el que salía a pelear el tristemente fallecido Javier Rodríguez Kuky.

El adejero no es de los que ponen excusas. Su rival fue mejor, fue más fuerte, pero él no le fue a la zaga, lo dio todo pero poco más pudo hacer. Nunca se le había visto inferior a un rival, pero la organización Yokkao no le eligió un contrincante cualquiera. En el primer asalto se vio sorprendido por el control de la distancia ejercido por Manachai, que con 270 peleas como profesional quintuplicaba la experiencia profesional del tinerfeño. Las patadas frontales de Manachai marcaron la diferencia en esos tres primeros minutos en los que Araya tanteó a su rival.

Con una envergadura física mucho mayor que la del tinerfeño y con una diferencia mínima de cinco kilos de peso, Manachai estuvo cómodo de entrada, pero el Cazador fue cogiendo el ritmo poco a poco y trabajando con mayor dinamismo a la vez que Manachai fue subiendo la intensidad de sus acciones. El tailandés dominó bien los dos primeros asaltos, estuvo muy bien y en el tercero dejó trabajar a Araya que mostró su calidad con varias esquivas espectaculares a patadas altas y codos girados lanzados por su rival.

El combate fue para Manachai por indiscubitle decisión unánime, pero el reconocimiento a la valentía de Carlos Araya fue unánime. Además, el tailandés se llevó un buen recuerdo del combate, una brecha de siete puntos en una de sus cejas después de tragarse un codo del tinerfeño. La batalla de Hong Kong esta vez la perdió Charlie, pero habrá más oportunidades.

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