microalgas en canarias

La crisis medioambiental que llegó con las microalgas y los vertidos

Llegaron con el calor y amargaron el baño a muchos canarios, que primero recelaron de las manchas por su mala pinta y luego se enfadaron al comprobar que el Gobierno ocultó datos. Junto al desastre de la gestión de aguas residuales, hoy son tema capital para Canarias
10 de agosto: La aparición de los primeros blooms tuvo desde el inicio un brote de alarma en las redes sociales, alimentado por la errática información gubernamental

No era la primera vez, pero nunca fue tan importante. Cuando el pasado 11 de junio se tuvieron las primeras noticias sobre esas “manchas o espumas muy dispersas de color amarillento o parduzco” detectadas entonces en el litoral de El Hierro y Tenerife, nadie prestó atención. Pero, poco a poco, el fenómeno se repitió una y otra vez en, prácticamente, toda la costa del Archipiélago. De entrada, las llamaron microalgas, pero en realidad son cianobacterias. Siempre están ahí, pero con las condiciones adecuadas (sobre todo, mayor temperatura del agua y debilitamiento del alisio), se reprodujeron tanto que formaron esas proliferaciones o blooms. Casi tres meses después, marcan la agenda política y protagonizan una crisis medioambiental con gran eco social.

Además, hay motivos para entender que no es flor de un día. Así lo indican el riesgo de que los blooms pronto sean relevados por las toxinas existentes en las llamadas manchas rojas, y el debate abierto sobre los numerosos vertidos al mar de las Islas de aguas fecales sin tratar. Por si fuera poco, los científicos no dudan de que las manchas volverán a Canarias en próximos veranos. Otro de los efectos del cambio climático por estos lares. Dos claves son imprescindibles para entender lo sucedido este verano en las Islas. Solo el fracaso del Gobierno de Canarias a la hora de informar sobre el fenómeno hizo disparar el grado de crispación y alarma social expresado por la ciudadanía. Para asombro (e incredulidad) del personal, nada menos que el consejero de Sanidad, José Manuel Baltar, repitió en público que las manchas no eran nocivas, cuando todos los expertos advierten de que, al contacto, causan reacciones alérgicas, problemas gastrointestinales e irritación en la piel de los humanos, cuando menos.

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Al seguir sin respuesta coherente por parte de las autoridades, el enfado de la gente proliferó como estas cianobacterias, que pronto surgieron en todas las Islas, pero el Gobierno estaba de vacaciones y no hay mancha marrón que las interrumpa.

Si había dudas sobre el maquillaje informativo, desaparecieron al saberse a finales de agosto de la existencia de un documento o certificación interno del Banco Español de Algas donde se recomendaba al Gobierno prohibir el baño en las zonas afectadas (solo lo desaconsejaron) y se mencionaba el potencial cancerígeno de una toxina asociada al fenómeno, dato que nunca ofrecieron. Tuvo que ser este periódico el que informara a los ciudadanos de que tal toxina ya se detectó en los blooms de 2004, año en que, como pasó en 2011, son los precedentes más cercanos a lo acaecido este verano.

Otra clave es la relación con los vertidos. Frente a quienes sostienen que hay evidencias de la misma, el Gobierno de Canarias reitera una y otra vez que no hay relación para así eludir sus responsabilidades. Sin embargo, la realidad es que la comunidad científica internacional debate hoy al respecto y los propios especialistas canarios piden medios para estudiarlo. Voces autorizadas, dentro y fuera de las Islas, consideran firmemente que hay vínculos entre el fenómeno natural y esa contaminación humana.

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La ciudadanía muestra su enfado y alarma por la crisis medioambiental

Como no podía ser de otra manera, los canarios viven de cara al mar y conocen de sobra sus costas. Por eso, cuando se encontraron ante una mancha (con perdón) con pinta de mierda y color de mierda, tuvieron claro de qué se trataba. Pero este verano de 2017 era distinto: las manchas aparecieron día sí y día también en numerosos lugares de la costa. Las primeras islas afectadas fueron las de la provincia tinerfeña, dado que el agua que las rodea se calentó antes que las de la oriental, como luego explicaron los expertos en Oceanografía. El mes de julio fue particularmente duro con el litoral de Tenerife, si bien con la llegada de agosto empezaron a surgir asiduamente las proliferaciones de cianobacterias en Gran Canaria. La gente, alarmada por la falta de una información creíble por parte del Gobierno, se quejó primero en las redes y luego en actos públicos celebrados en diversas playas. Todo ello desembocó en la manifestación santacrucera celebrada ayer bajo el lema Paremos los vertidos, por un mar limpio. Porque si algo importa a los canarios es el medio ambiente. Otra vez lo han demostrado.

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El Gobierno de Canarias ocultó datos y mintió, pero no logró engañar a la gente

La errática política informativa del Gobierno de Canarias es un elemento esencial para comprender la crisis medioambiental de este verano. Lejos de cumplir con su obligación de informar a la ciudadanía, ocultó datos, desoyó recomendaciones de los expertos e incluso mintió. Lo único que obtuvieron fue alimentar el recelo y disgusto de los vecinos, a los que no lograron engañar ante la evidencia de lo que tenían enfrente y el trabajo de medios como DIARIO DE AVISOS y las redes sociales. Ahora sabemos que los expertos les recomendaron, como prueba un documento o certificación del Banco Español de Algas fechado el pasado mes de junio, prohibir el baño, pero se limitaron a desaconsejarlo. También informaron los científicos de un riesgo, remoto pero cierto, como potencialmente cancerígeno, pero el Gobierno censuró el dato. Con posterioridad, este periódico demostró que la toxina en cuestión, la microcistina, ya se había detectado en Canarias cuando las proliferaciones surgidas en 2004. Para colmo, el consejero de Sanidad, José Manuel Baltar dijo varias veces que no eran nocivas. Aún sigue sin rectificarlo.

DIARIO DE AVISOS cuenta lo que el Gobierno quiso y quiere ocultar

Fiel a su compromiso con la verdad, DIARIO DE AVISOS ha informado a sus lectores sobre las cianobacterias sin censuras ni maquillajes. Conscientes de dirigirse a una ciudadanía lo suficientemente madura para extraer sus propias conclusiones, este periódico no dudó, por ejemplo, en contar que unas tóxinas asociadas a las cianobacterias, las microcistinas, son potencialmente cancerígenas, como otros tantos factores medioambientales de esta sociedad. Sin embargo, y a pesar de que los técnicos informaron al respecto el pasado junio al Gobierno, este optó por censurar el dato. También contamos que, en el mismo documento del Banco Español de Algas, se recomendaba prohibir el baño y que solo se desaconsejaba. Especial interés tiene la relación entre vertidos y estos blooms, que el Gobierno niega tajantemente, cuando hay un debate científico abierto. Publicamos el informe de dos israelíes en una revista del grupo Nature, referencia mundial en ese debate y una entrevista en exclusiva con sus autores. Expertos canarios como Juan Luis Gómez Pinchetti y Jesús Cisneros trabajan en la misma línea. No hay especialista, ni siquiera del Gobierno, que no quiera investigar.

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A la espera de las ‘mareas rojas’, siguen los vertidos contaminantes

Las proliferaciones de cianobacterias en las costas de Canarias no son una cuestión de este verano, ni mucho menos. La crisis medioambiental (el Parlamento la aborda esta semana) llega para quedarse porque las condiciones que favorecen estos blooms se repetirán una ni otra vez. Pero hay más. El informe encargado por el Gobierno de Canarias es concluyente sobre la posibilidad de que, cuando estas cianobacterias entren en su fase crepuscular, ocurra como en el Golfo de México desde, al menos, 1528. Allí, bien lo saben en Florida, son relevadas por unos organismos denominados Karenia brevis que originan una serie de toxinas: son las llamadas ‘mareas rojas’, y tienen consecuencias ecológicas y económicas. Sin embargo, la constatación de que en estas Islas se vierten millones de litros de agua al mar sin el tratamiento debido enfoca la polémica hacia su núcleo duro: el respeto al medio ambiente sigue siendo una asignatura pendiente para las autoridades de las Islas. El hecho de que Tenerife no cumpla la legislación vigente en 33 de sus 61 puntos de vertidos da idea de que la tarea por hacer es notable. Y de que la gestión ha sido nefasta y contaminante.

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