Me recibe en su despacho, presidido por una foto de Oriol Junqueras, muy pequeñita, y otra del rey Felipe, esta última enorme. Hay también sobre la mesa un retrato, dedicado, de Mariano Rajoy. Me acerco para leer la dedicatoria: “A mi estimado Carles, con mi abrazo soberanista”, dice.
-¿Es Rajoy su ídolo?
“No, mi ídolo, desde el colegio, siempre fue Llongueras”.
-¿Por qué lucha por una quimera, como es la República Catalana?
“Es una pose, yo soy monárquico de toda la vida e hincha del Real Madrid”.
-¿Lo sabe Bartomeu?
“Creo que sospecha algo, porque en el palco del Nou Camp se me escapó un “¡Hala, Madrid!” en una noche memorable de Cristiano.
-¿Messi?
“Un bluf”.
-¿Junqueras?
“¿Pues no lo ve? Es el jovencito Frankenstein”.
-¿Forcadell?
“La bruja Avería”.
-¿Por qué nombró embajadora en Noruega a la hermana de Pep Guardiola?
“No fui yo, fue Rovira, ese que se parece a Kiko Matamoros”.
-¿Qué hará usted cuando termine todo este lío?
“Me voy con Mas a Andorra, a contar”.
-¿Las perras?
“No, el procés”.
-¿Teme ir a prisión y que le pongan a usted cierta parte como un bebedero de patos?
“No, qué va, con tanto colega como va a entrar, ellos me defenderían”.
-¿Qué le sugiere el nombre de Tarradellas?
“Una casa de jamones”.
-¿Es verdad que no fue capaz de terminar una carrera universitaria?
“Era muy difícil y me declaré autodidacta”
-¿Cataluña es bona?
“Si el 3% sona”.
-¿Se tupen los retretes de la casa de Pujol con billetes de 500?
“Enviaré a los Mossos a comprobarlo; y pediré mi parte”.
-¿Se celebrará el referéndum?
“Ya no, me lo han pedido el rey y la Guardia Civil”.
-¿Se le ocurre algún grito para dirigirse a los catalanes?
“¡Viva la Constitusió!”.
-¿Ya le ha enviado las cuentas a Montoro?
“De eso se encarga el gordo”.
-Oiga, ¿qué le sugiere el nombre de Rufián?
“Pues eso”.
-¿Qué hará el 1-0?
“Ir a misa a Montserrat con mi amigo Joan Tardá, que es muy católico”.
Pues feliz domingo.