el charco hondo

Un tema residual

Una de las habilidades básicas de las artes marciales, y de la política, consiste en usar la fuerza del oponente

Una de las habilidades básicas de las artes marciales, y de la política, consiste en usar la fuerza del oponente. Cuando el adversario te supera en tamaño, vaciarse encajando o esquivando los golpes no es el mejor camino; lo suyo, en judo o en política, es intentar neutralizar al otro utilizando su energía, aliarte con su empuje, zafarte del desequilibrio haciendo que su fortaleza trabaje para ti. Este principio elemental de las artes marciales -rentabilizar la potencia de tu oponente- permite descifrar la trampa argumental utilizada estos días por Carlos Alonso. Consciente de la fuerza que las microalgas han adquirido a ojos de la opinión pública, el presidente del Cabildo ha optado por neutralizarlas vampirizando su energía; y lo ha hecho abusando de eslóganes tales como que las microalgas están ayudando a sensibilizar a la población, o que han conseguido que la sociedad ahora sea más consciente del problema de los vertidos. Ha construido un relato de efectos secundarios. Con las microalgas incorporadas marcialmente a su causa y razones, Alonso ha intentado huir de su sombra anunciando una fiesta de millones para sanear y depurar agua pasada. Otras administraciones están haciendo lo propio. No les ha quedado otra que comenzar el curso evangelizando sobre vertidos y saneamiento. La fuerza de las microalgas puede lograr que las infraestructuras que hacen falta para gestionar los residuos dejen de ser una maría en las mesas de negociación, un folio perdido de los programas electorales o una nota a lápiz, imperceptible, minúscula, en el margen inferior de las conversaciones Canarias-Estado. Su energía ha colocado los vertidos en la carpeta de las prioridades. ¿Hay vinculación entre microalgas y vertidos? Si se alimentan de nitrógeno, y los vertidos generan altas concentraciones de nitrógeno, en fin, blanco y en botella. Hay que neutralizar el problema sacándolo del baúl de los asuntos menores, dejar de tratarlo como un tema secundario (residual) para colocarlo en lo alto de la agenda. Agua pasada no mueve molinos, tampoco los de Carlos Alonso.

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