santa cruz

Un barrio “dejado de la mano de Dios”

Comerciantes y vecinos de Salamanca-Uruguay denuncian que el Ayuntamiento de Santa Cruz lleva 20 años haciendo oídos sordos a sus demandas, sobre todo en seguridad
Vecinos y comerciantes se quejan de la inseguridad y de la falta de presencia policial en el barrio, lo que posibilita que la inmensa mayoría de los establecimientos haya sufrido robos y hurtos. FRAN PALLERO

Por Olivia Hernández

Los vecinos y comerciantes del barrio de Salamanca, muy cerca del centro de Santa Cruz, claman a las autoridades para que tomen de una vez cartas en el asunto, en relación con los múltiples problemas que padece este barrio “dejado de la mano de Dios desde hace 20 años”, y sobre todo, ante los múltiples inconvenientes que acarrea al vecindario la presencia del dispensario de metadona del centro de la Asociación de Cooperación Juvenil San Miguel.

DIARIO DE AVISOS recorrió el barrio para recabar el sentir de comerciantes y vecinos que, de forma anónima porque tienen miedo a posibles represalias, denuncian “falta de limpieza, inseguridad y el presunto trapicheo de drogas”. Este panorama preocupante se ha acentuado desde hace dos años, aproximadamente, y se extiende a zonas próximas como Uruguay, Salamanca Chica y alrededores del barranco de Santos, donde existen plazas y parques frecuentados por toxicómanos y vagabundos. Son numerosos los vecinos y comerciantes que aseguran haber sido víctimas de las acciones de “un grupo de maleantes” que se han hecho dueños de las calles y aceras de estos barrios. Al parecer, muchos de ellos son usuarios de la unidad de desintoxicación de la asociación San Miguel. En esta unidad, situada en la calle Horacio Nelson desde 1982, un equipo de profesionales de la salud presta servicios de atención ambulatoria, terapéutica y social, tanto al sujeto drogodependiente como a los familiares y personas con los que mantiene vínculo afectivo. También sirven de base para un tratamiento de recuperación, así como para la fase posterior, de apoyo y seguimiento a los adictos, y para la entrega de metadona, que es un opioide sintético utilizado, entre otras cosas, para contrarrestar el dolor y como terapia de mantenimiento, además de ayuda para la desintoxicación de personas dependientes de otros opioides u opiáceos.

Pero, a pesar de la buena labor que esta institución realiza, desde que están dispensando la metadona se ha convertido indirectamente en el foco de un grave problema de convivencia y seguridad, que sufren directamente los comerciantes y vecinos de Salamanca, Uruguay y alrededores. Muchos residentes coinciden en afirmar que “hay inseguridad”. Aclaran que “la asociación de vecinos no está en contra del centro de toxicómanos, pero sí en desacuerdo con el reparto de la metadona. El problema es que en este centro se atiende a personas que no son de la zona, con lo que al final se crea una concentración y un ambiente propicios para el consumo y trapicheo de drogas”.

Los residentes en Salamanca sostienen que la apertura del centro de la asociación San Miguel “supuso un antes y un después en el barrio”, y reclaman que se dispense la metadona en centros de salud o en los lugares donde viven los afectados. “El problema radica -señalan- en las personas que acuden a buscar la metadona y luego se quedan merodeando por el barrio, donde cometen actos de vandalismo. Estas personas -explica un residente- tienen una conducta destructiva, y no respetan la propiedad privada, roban los productos que están a las puertas y dentro de los locales, y suelen tener una expresión violenta si les llaman la atención. Son frecuentes sus insultos y malos tratos cuando solicitan dinero y no les dan”. Además, indican que los usuarios del centro “suelen hacer vida en las aceras y pasan todo el día frente a las entidades bancarias o en las esquinas, dejando estos lugares con desperdicios, mal olor a orines y, lo más peligroso, con jeringuillas por los suelos usadas para drogarse”.

Muy relacionada con este problema, otra queja habitual entre los vecinos y comerciantes del barrio de Salamanca es la escasa presencia policial en las calles. “Antes existía la policía de barrio y ahora no, pero tampoco pasan otros policías por la zona, y si hacen acto de presencia es para colocar multas de tráfico, y no para salvaguardar a los vecinos”. No menos “sangrante” es la limpieza y recogida de basuras, “que no funciona como debe ser. Hay rincones en los márgenes de las aceras y junto a contenedores que siguen sin limpiarse desde hace meses. Además, antes pasaba la cuba de agua, que limpiaba las calles, pero hace bastante tiempo que no la vemos por aquí”.

Vecinos y comerciantes afirman que “la situación es insostenible” en el barrio de Salamanca y se confiesan “hartos de los oídos sordos” del Ayuntamiento y del abandono que sufren.

Un total de 15 robos en la misma farmacia, solo en lo que va de año

La práctica totalidad de las farmacias, estancos, panaderías, fruterías y supermercados del barrio Salamanca han sufrido algún robo en los últimos tiempos. Una de las farmacias ya acumula más de 15 robos solo en lo que va de año. “Una noche -cuenta un vecino-, esta farmacia fue violentada por un individuo con una tapa de alcantarilla, para romper un escaparate y poder entrar al establecimiento”. En otra oportunidad fueron “asaltados sus auxiliares con un arma blanca, para llevarse lo que había en las cajas”. Este modus operandi es muy habitual, así como los tirones de bolsos a las ancianas cuando salen de cobrar sus pensiones en el banco.

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