En agosto de 2003 Moisés y David Álvarez decidieron emprender una nueva aventura. Montar un bar-cafetería en Los Rechazos, un sitio apacible entre La Orotava y el Puerto de la Cruz, ya que aunque pertenece al primer municipio es un paso obligado para llegar al segundo y por lo tanto, sus clientes provienen de distintos puntos de la Isla.
Su casa estaba ubicada frente al establecimiento pero la construcción de un polígono industrial, un proyecto que finalmente quedó truncado, obligó a tirarla abajo. David trabajaba en un bar cercano y los hermanos tuvieron la opción de fabricar allí para montar su propio negocio y decidieron hacerlo.
Quisieron aprovechar la tranquilidad y el clima que hay en la zona, que según Moisés, no se encuentra en ningún otro sitio y por eso le pusieron el mismo nombre. “Ahora no vivimos pero trabajamos aquí, que es donde nací yo”, apunta.
La cafetería se fue transformando de a poco, sobre todo la terraza, que en invierno y cuando llovía prácticamente no se podía utilizar. Por eso, hace tres años decidieron realizar una inversión importante y la cerraron con cristal. El resultado ha sido magnífico, ya que el lugar es demandado por sus impresionantes vistas en cualquier época del año.
La diferencia con otros establecimientos cercanos es que Los Rechazos tiene menú del día de lunes a viernes y que además, “es el más barato que te puedas encontrar”, manifiesta Moisés. Lo elaboran ellos mismos e incluye primer y segundo plato, bebida, café y un helado pequeño por tan solo 7,50 euros. De resto, la oferta es similar a la del resto pero los distingue el trato y la manera en la que presentan los platos. El bocadillo de pollo y de carne mechada “son los mejores que hay por este lugar”, recalca.
Otra de sus ventajas es que dispone de un cómodo aparcamiento para que dejar el coche no sea un obstáculo ni suponga perder tiempo.
Los comienzos costaron hasta el punto de que “llegaron al límite”, sostiene el encargado. Por suerte, el mismo verano que abrió sus puertas el local tuvo bastante auge. También superaron los años de la crisis, aunque los dueños se vieron obligados a despedir a dos empleados de los cinco que tenían. “Ahora por suerte la actividad empezó a remontar un poco”, dice Moisés.
Esto último no es excusa para buscar nuevos retos, sino todo lo contrario. De cara al futuro tienen nuevos proyectos, como acondicionar un espacio chill out en el local para que los fines de semana los clientes puedan escuchar música en vivo.
El refrán dice que ‘las prisas son malas consejeras’ y por eso ellos van de a poco, sobre todo teniendo en cuenta la gran inversión que supuso el acristalamiento de la terraza.
Combinados, tragos, tapas, todo es producto del trabajo del equipo de Los Rechazos que trabaja de lunes a sábado de 08.00 a 00.00 horas y, merecidamente, el domingo se toma un descanso. “Si tuviera que elegir una cafetería vendría aquí, no creo que haya otra igual”, subraya Moisés Álvarez.
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