la importancia de los aÑos de formaciÓn

“Falta asumir que, cuanto más pequeño es el niño, mejor debe ser su entrenador”

Trifón Poch habla con la serenidad que da el haber dirigido durante más de 20 años en la ACB. Invitado al Congreso de Entrenadores y Jugadores Ciudad de La Laguna organizado por el Santo Domingo, club que “se preocupa mucho por la mejora de sus jugadores”, insiste en que deben ser “los mejores entrenadores” los que formen a los más pequeños de los clubes
Trifón Poch | Foto: Fran Pallero
Foto: Fran Pallero
Foto: Fran Pallero

– El CB Santo Domingo insistió mucho en que acudiera a este evento…
“Es un club que se mueve, que siempre se ha interesado por la mejora de sus jugadores, algo que a mí me interesa mucho porque yo soy un entrenador formado desde la base en Badalona. En este tipo de actividades no hay que basarse en una mejora importante, porque son solo unos días, pero sí que es bueno ofrecer otro punto de vista, ni mejor ni peor , simplemente diferente”.

– En la Isla nos quejamos de la cantidad de baloncesto base que hay y lo complicado que es sacar un jugador para la élite…
“La globalización está ayudando en ciertas cosas y poniendo límites en otras. Estar en la ACB se ha convertido en algo muy exigente, aunque quizás el listón ha bajado algo en los últimos años debido a la crisis económica. Por otro lado, la competencia a nivel baloncesto de formación se ha vuelto bestial. Los clubes están incorporando cada vez más a jugadores extranjeros y el hecho de que los cupos hayan cambiado el criterio acerca de lo que es un jugador nacional hace que cada vez sea más complicado sacar canteranos, porque están llegando deportistas de muchas procedencias que luego tienen hueco profesionalmente”.

– La crisis podría haber traído consigo un mayor número de jugadores nacionales en los equipos pero, curiosamente, acrecentó la importación…
“Porque esos jugadores resultan más económicos para los clubes. La globalización hace que el mercado tenga unas características económicas que también condicionan mucho. Han empezado a venir nuevamente muchos jugadores de la Europa del Este que antes no venían tanto porque puede resultar más económico que fichar a un jugador español en condiciones parecidas. En cualquier caso, se sigue consiguiendo que surjan jugadores de muy buen nivel con los que se pueden seguir compitiendo en selecciones en todas las edades. Los entrenadores que trabajan en formación logran compensar todos los hándicaps que el propio mercado y el entorno les está planteando”.

– ¿Puede afectar eso a la selección española?
“La del 80 es una generación muy especial. El hecho de que haya pasado solo una vez en la historia ya quiere decir algo, así que no sería justo exigir a todo el mundo que esté a la misma altura. En cualquier caso, esa excepcionalidad quizás no se puede mantener, pero se seguirá teniendo un nivel competitivo muy alto ya que están saliendo jugadores como los Hernangómez, que tendrán gran recorrido en los próximos años, y no son los únicos. A nivel europeo se compite muy bien en selecciones de base, no hay que creer que se va a pasar de infinito a cero, pese a que quizás no se alcance el actual nivel de excelencia”.

Foto: Fran Pallero
Foto: Fran Pallero

– ¿Es importante para los niños tener esos referentes?
“Mucho. Por ejemplo, creo que uno de los grandes hándicaps que tiene el deporte femenino es la falta de referentes porque, entre otras cosas, a los medios de comunicación no les interesa tanto. A medida en que vayan surgiendo más referentes femeninos, que creo que está habiendo un evidente crecimiento en los últimos dos años debido a los éxitos logrados, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos, el crecimiento será mayor. También porque la sociedad ha dado un paso adelante en mejora educacional con todo lo que atañe a la mujer. Sin referentes, muchas veces los que se están formando pierden esa meta que alcanzar”.

– ¿No se antepone mucho en el baloncesto de base actual el ganar al crecimiento del jugador?
“Yo soy muy crítico con nosotros, los entrenadores. La teoría la tenemos todos muy clara, la sabemos, pero luego no la llevamos a la práctica. El nivel de conocimientos sobre baloncesto es muy alto ya que, con los medios que hay ahora, el que no sepa es porque no quiere o porque no tiene el talento necesario. Tenemos un nivel de conocer el juego muy alto pero, a la vez, los entrenadores, al menos la mayoría, no sabemos entrenar”.

– ¿Cómo se soluciona eso?
“Encontrando la manera de que desde las federaciones y las asociaciones de entrenadores, además de ofrecer conocimientos técnicos y de preparación física, enseñemos a entrenar. En ese dilema entre que la prioridad sea ganar o que sea la de formar, parece que unos son muy listos y otros son muy tontos y existe un término medio. Evidentemente, la prioridad nunca debe ser la de ganar, pero tampoco chocar con la actitud buenista de que ganar no importa nada. El objetivo prioritario de los entrenadores de cantera es formar, pero sin renunciar a la competitividad, que es lo que debemos enseñar. Siendo competitivos al 100% nos formaremos en valores muy importantes y, a lo mejor, hasta ganamos, y si no lo hacemos será porque el rival ha estado mejor, eso entra dentro de la competición. También creo que el mundo en el que vivimos provoca que haya muchos entrenadores de formación que pierdan el norte de cuál es su prioridad real, porque quieren ganar para ascender y ganarse la vida profesionalmente con esto y ponen eso por encima del chico o la chica que tiene que jugar de base pero como es fuerte lo pongo de pívot, o el alto que es torpe, pero que en tres años será interesante, así que no juega un minuto porque pierde balones y pierdo yo el partido. Los entrenadores estamos para formar a los jugadores; si lo logramos revertirá en nosotros”.

– Seguro que la mayoría de técnicos de cantera estarán de acuerdo con usted, pero la realidad es luego otra…
“A veces nos falta perspectiva. Vemos lo nuestro, nuestro pequeño entorno, donde ganarnos nos parece ser campeones del mundo. En general, los grandes problemas existen porque hay demasiado egoísmo. Faltan dirigentes que nos lleven por caminos de unificación, de abrazar a los demás”.

– ¿A qué edad se debe inculcar el sentimiento de ganar?
“Si sueltas a los más pequeños en una pista van como locos a agarrar la pelota para meterla en la canasta, que es el fundamento de este deporte aunque luego los entrenadores lo vamos quitando con las ideas que vamos proponiendo. La prioridad es aprender y competir, que hay que hacerlo desde el primer día, no tanto contra el otro, que también, sino contra uno mismo para hacer las cosas más rápido que ayer, con más control, con más cooperación… Esa competitividad se debe transmitir desde que agarran un balón”.

– ¿No vivimos en un tiempo de urgencias?
“Casi siempre vamos a llegar al punto de vista económico. En los clubes y las federaciones hace falta esa figura de alguien con experiencia, un entrenador de entrenadores, porque los directores técnicos, entre que muchas veces les cuesta más la gasolina que lo que cobran llevando y trayendo niños, el tiempo que necesitan para las fichas, los equipajes, los cambios de horarios y demás, pueden ocuparse poco de esto, de saber guiarlos, de corregir actitudes en entrenamientos o partidos. No sé si eso se está haciendo en algún lado, tener la figura de alguien que marque unas líneas de trabajo que sean incluso filosóficas, de actitud ante la vida y el deporte, porque no hay dinero para pagarles o no hay la educación para ello”.

– ¿Falta educación deportiva?
“En su momento, convencer a los clubes ACB de lo importante que era tener un preparador físico o un fisioterapeuta costó mucho porque lo veían una locura, como ocurre ahora al tratan de que vean lo importante que es tener un psicólogo deportivo. Ahora mismo, en muchos casos, da igual quién sea el entrenador ayudante de la ACB, que puede ser el del júnior, que a la vez hace varias labores y, casi casi, en algunos sitios da igual hasta quién sea el primer técnico porque como no hay descensos… En formación falta asumir que, cuanto más pequeño es el niño, mejores tienen que ser sus entrenadores, no puede ser que para ganarse un dinerillo extra, pongas al chavalito que dirige al cadete a llevar también al equipo de minibásket, porque no sabe entrenar. Tiene que haber alguien potente, pero, claro, para eso tienes que pagarle. El tema de las titulaciones también tiene gracia, porque un chaval para sacarse un título de entrenador, que equivale a un Grado Medio, tiene que estar todo un año con lo que eso conlleva para ganar luego 200 euros al mes. Una locura que no tiene ni pies ni cabeza”.

Foto: Fran Pallero
Foto: Fran Pallero

– ¿Qué le parece que en los banquillos de base se vean cada vez más pizarras o se marquen zonas defensivas?
“Un desastre. Debemos enseñar conceptos y con eso es suficiente para jugar hasta júnior sin necesidad de nada más. Ahí ya estarán preparados para participar en cualquier sistema. Del mismo modo que a veces los pequeños imitan comportamientos no deseables de los mayores, los entrenadores de formación se comportan como profesionales sin serlo y hacemos cosas que no tocan. En esos casos la prioridad es ganar. Es como cuando le gritan al niño por errores que comenten. Se enfada porque se toma esos errores como algo contra él, como no estar haciendo lo que dice, pero debes enfadarte contigo mismo por no ser capaz de hacer comprender lo que quieres”.

– Usted vivió el boom del baloncesto tinerfeño de finales de los 80…
“Era tremendo, porque no solo eran los dos clubes de la Isla, sino el Gran Canaria, los tres en ACB. En pretemporada jugábamos entre nosotros y había unas rivalidades tremendas que se personificaban en Wen Perdomo, Germán González y Juan Méndez, tres jugadores que tenían una gran personalidad que ejemplificaron muy bien todo aquello. Yo llegué de asistente de Gomelski y acabé de primer entrenador. Jugamos un play-out con el CajaCanarias. Fue una experiencia muy divertida”.

– ¿Cómo fue entrenar con Gomelski?
“Llegaba de ganar unos Juegos con la URSS. El primer partido, contra Mayoral Maristas, lo dirigí yo y fue un desastre y ya en el segundo, antes de comenzar a jugar, habló al público asistente con un micrófono desde el centro de la pista. Luego fue un año muy duro porque venía de un baloncesto distinto, con una disciplina diferente y fue un choque para los propios jugadores. Desconocía la competición. Pasaron 11 estadounidenses por la plantilla porque estaban una semana, no le gustaban y, como dicen por aquí, los mandaba a mudar. La plantilla era veterana, con unos hábitos adquiridos y se encontraron con un cambio radical. Fue complicado, porque llevaba a cabo dos entrenamientos diarios exactamente iguales, con la misma intensidad, porque allí, a los rusos, si los tenía que tener diez horas seguidas entrenando los tenía. Había un preparador físico que, al pobre, no le dejaba hacer nada porque quería hacerlo todo él directamente. Salvamos la categoría gracias al grupo humano que había”.

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