manuel medina ortega, exvicepresidente del parlamento europeo

“Para mí, el lugar más importante del Parlamento Europeo era el restaurante”

A los casi 32 años de la incorporación de España a la Unión Europea, Canarias ha traspasado la antesala de la casa y se ha acomodado a las transformaciones. Manuel Medina vivió en el Congreso los preparativos de la mudanza

Manuel Medina Ortega, exvicepresidente del Parlamento Europeo. / FRAN PALLERO

A los casi 32 años de la incorporación de España a la Unión Europea, Canarias ha traspasado la antesala de la casa y se ha acomodado a las transformaciones. Manuel Medina vivió en el Congreso los preparativos de la mudanza.

-¿Cuáles eran las mayores dificultades para el encaje en la Comunidad Económica Europea?
“Nos costó mucho trabajo, porque había unas grandes diferencias; en principio, entre Gran Canaria y Tenerife. En Las Palmas eran partidarios de mantener el régimen de los puertos francos a ultranza y en las islas occidentales predominaba el sector agrícola, que pretendía integrarse en la Comunidad Económica Europea porque sus políticas eran muy favorables a la agricultura. Al final se llegó a un punto intermedio llamado Protocolo 2: que era la opción 1 (integración) y la 2 (quedar fuera): ganó la opción uno y medio, estar dentro y fuera al mismo tiempo. Manteníamos el régimen de puertos francos y los productos agrarios canarios están protegidos. Recuerdo que, cuando discutíamos una serie de tarifas para la industria canaria, había una fábrica de tachas en Tenerife. En el REF pusimos un apartado especial para las tachas. Esa fábrica se cerró, pero durante mucho tiempo tuvimos un impuesto especial para la importación de tachas. Por eso, cada cierto tiempo hay que revisarlo”.

-¿Qué ayudas se fijaron?
“Se establecieron ayudas para la importación de carne refrigerada y de ganado vivo para la fresca, algo que en principio sería incompatible”.

-¿Dónde estaba la lógica?
“En que la carne de los hoteles tiene que ser fresca; mientras que la importada es la más barata, la que compra todo el mundo. Favoreces a la ganadería local, pero, si no hicieras lo otro te cargarías el consumo al dispararse el precio. También ayudabas al desarrollo de los vinos canarios y permitías la importación de buenos vinos del resto de Europa para abastecer los hoteles. Un traje a medida”.

-Luego vino lo de la región ultraperiférica, ¿no?
“Todo se hizo a la vez. Durante una conversación mía con Manolo Marín en el bar del Parlamento Europeo en Estrasburgo, me dijo: ‘Mira, los franceses están proponiendo este sistema’. Entonces, nos colgamos a esa fórmula. Estaban de acuerdo los portugueses y los franceses. Formamos un pequeño bloque y eso es lo que está en vigor”.

-¿Qué tiene en común Canarias con Martinica, la Guayana Francesa o Guadalupe?
“Muy poco. Más, con los archipiélagos portugueses [Madeira y Azores]. La economía canaria es muy superior a cualquier otra región ultraperiférica”.

-¿No bastaría con el REF?
“Es que en las RUP nos apoyamos en Francia. Durante mucho tiempo estuvo de ministro de este tipo de regiones Michel Barnier, que fue comisario y hoy es el negociador ante el Reino Unido para el brexit. Cada vez que había un tema sobre Canarias, yo hablaba con él y se mostraba muy comprensible”.

-Los artistas canarios están que trinan…
“Sí, enviar una exposición de pintura a la Península es dificilísimo. Debes realizar todos los trámites de importación. O una persona que cambie de residencia: su ajuar pasa los controles”.

-La aduana es un engorro para los comerciantes y los consumidores. ¡Un fastidio!
“Había controles en el aeropuerto de Barajas. Hay que reconocer que ahí se portó muy bien Luis Mardones [diputado de las AIC y de CC], que hizo las gestiones después de sufrir el problema en primera persona. Hemos conseguido un régimen muy particular y este es uno de los inconvenientes. Ahora no te controlan si llevas un transistor. Puedes viajar con una maleta llena de tabaco y no te la abren, a no ser que se enteren de que la llevas. En Bruselas me preguntaban si procedía de Canarias. Existía un trato especial”.

-Se ha llegado a un arreglo para rebajar la barrera en las compras por internet, de manera que los productos de hasta 150 euros quedan exentos del Documento Único Administrativo…
“Eso está bien. Los más perjudicados por la aduana son los artistas; sobre todo, los plásticos”.

-Queremos lo bueno y nos quejamos del precio que hay que pagar para evitar lo malo…
“[Ríe] Lógico, cada cual quiere lo mejor. Canarias ha disfrutado de un régimen especial desde la época de los Reyes Católicos, cuando la Corona eximió a los comerciantes de pagar gabelas. Se temía que unas islas tan alejadas de la Península, pobres y con escasa población fueran invadidas por piratas”.

-Otros tipos de piratas han estado rigiendo los destinos de estas islas…
“[Risas] Bueno… Canarias estuvo sometida a la piratería”.

-¿La RIC es el parche en el ojo de los ricachones?
“La gente se aprovechan del régimen jurídico. Nadie va a pagar impuestos si puede evitarlo, legalmente. En Madrid se preocupan de que no haya descuidos. El Gobierno canario y el de la nación están pendientes de que se cumplan las normas”.

-El turismo sí que no se coge vacaciones…
“Es lo que nos une a todos los españoles. La unidad está basada en el turismo. Y en algunos sitios ya se están quejando. Vivimos de eso, nos guste o no”.

-¿A qué se dedica ahora Manuel Medina?
“En este momento, soy catedrático honorífico. Fui catedrático [de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales] de la Universidad de La Laguna y en la Complutense. Cuando regresé del Parlamento Europeo, mis compañeros de la Universidad Complutense me propusieron ser profesor honorífico. Doy un curso al año, corto. Estoy escribiendo un libro sobre las superpotencias y la Unión Europea”.

-¿Estuvo a un paso de ser ministro de Asuntos Exteriores?
“No, yo era un catedrático de universidad y llegué a la política relativamente tarde. Militaba en el Partido Socialista Popular, de Enrique Tierno Galván, que en 1978 se fusionó con el PSOE. Yo fui uno de los impulsores. Y me eligieron diputado en el 82. Nosotros estábamos en un lugar secundario. Tuve la suerte de que Fernando Morán, que era ministro de Asuntos Exteriores, me propuso como presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso y, como tal, ejercí de copresidente del Comité Mixto Cortes Generales-Parlamento Europeo. Cuando ingresamos en la Unión Europea, me tocó ir en la primera delegación. Dos mandatos en las Cortes y cinco en el Parlamento Europeo”.

-Presidente de la delegación socialista española (1994-1999) después de Fernando Morán y antes que Rosa Díez…
“Entré antes que Fernando Morán. Enrique Barón [presidente de la Eurocámara de 1989 a 1992] y yo llegamos en enero de 1986. Él encabezó la candidatura del PSOE en las primeras elecciones al Parlamento Europeo celebradas en España, el 10 de junio de 1987. Fui vicepresidente del grupo Socialista y del Parlamento Europeo. Nunca me peleé por un puesto. Siempre me llevé bien con todo el mundo en el PSOE. El único cargo orgánico que ocupé fue el de presidente de la gestora de Lanzarote”.

-Se ha convertido en una tradición que haya algún eurodiputado originario de Canarias…
“El Partido Socialista siempre ha tenido uno. Yo lo fui durante mucho tiempo. Luego propuse a Juan Fernando López Aguilar, que llegó a ser igualmente presidente de la delegación socialista española. Cuando lo nombraron ministro [de Justicia], me pidió que me quedara cinco años más. El PP tuvo a Arturo Escuder. Murió en el Parlamento, en mis brazos. Después vinieron Fernando Fernández y, el actual, Gabriel Mato. Por Coalición Canaria, Isidoro Sánchez estuvo [de 1994 a 1996] en el turno rotatorio de la plataforma liderada por el PNV, que logró dos escaños. Bueno, en la primera delegación habían estado Carlos Bencomo [UCD] y César Llorens [del PDP, fallecido el 1 de enero de 1987] como representantes de las Cortes. Durante un año y medio éramos cuatro: Arturo Escuder, César Llorens, Carlos Bencomo y yo. Ángela Sierra [decana y profesora titular de Filosofía en la Universidad de La Laguna hasta 2012] fue eurodiputada de Izquierda Unida [entre 1994 y 1999]”.

-Íñigo Méndez de Vigo, el hoy ministro portavoz del Gobierno, hizo sus pinitos…
“Cuando murió Arturo Escuder, me llamó el jefe de la delegación del Partido Popular, Carlos Robles Piquer, y preguntó: ‘¿Qué hacemos?’. Le respondí: ‘Procura nombrar a alguien que se pueda ocupar de los asuntos de Canarias’. Y designó a Íñigo Méndez de Vigo. Era muy amigo mío, porque había sido letrado de la Comisión de Asuntos Exteriores. Se encargó de las cuestiones canarias hasta que llegó Fernando Fernández”.

-¿Era un grupo de presión o de decisión?
“La mayoría de la gente piensa que la política real se basa en pactos y acuerdos?

-¿No es así?
“Yo fui durante mucho tiempo presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y el acto más interesante para mí era una comida al mes con el portavoz del Partido Popular Europeo en la que discutíamos los temas que queríamos sacar. Y eso era lo que después se aprobada. El lugar más importante del Parlamento era el restaurante”.

-Ya se lleva masticado…
“Hablas de los amigos, de la familia, de aquello… Y, a propósito, ‘¿qué hacemos con esto?’. No es corrupción, sino la forma normal de trabajar. La negociación requiere confidencialidad”.Guardar

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