al fin es lunes

Pasión secreta por el Girona

Con insistencia sospechosa mi amigo Carmelo Rivero, a la sazón director de este diario, me pidió esta semana que viera el match Girona-Real Madrid, de La Liga española de fútbol.

Ya he dicho en algunas de estas crónicas-basura (él las considera crónicas-basura, le gustan más las de Chaves) que no transito el fútbol; era malísimo en Venezuela e inexistente en Miami, y no estoy abonado a ninguna de las plataformas que dan fútbol.

Así que tuve que buscar un bar de mala muerte, hispanocubano como casi todo lo que aquí no es cubano a secas, para ver este partido. Lo vi sin sonido, porque por alguna razón aquí ven el fútbol sin sonido. Y mientras ocurría el partido, en el que me fijé que hay un jugador en el Real Madrid que se llama Isco (Rivero me encareció que me fijara en uno que llaman Cristiano, al que él, en su mail, llamó The Best, ignoro por qué), e Isco es el que lo hace todo. Tanto, que terminó cojo y triste como las personas que se esfuerzan en solitario mientras otros se peinan ante su propio espejo.

Lo cierto es que terminó el partido a favor del Girona, y me apresuré a contárselo a Rivero por wasap, creyendo que le daba un disgusto. En efecto, pensé que él era seguidor del Madrid, porque aunque se relaciona mucho con nacionalistas de su tierra es más bien centralista, como todo casi peruano. Cuando al fin me respondió el mensaje sólo dijo esto:
-Jeje.
Que es lo que me pone cuando está contento.

Volví a decirle el motivo de mi wasap: ha perdido el Madrid, he leído en las redes que nunca había pasado en un partido con el Girona, además el equipo se queda a ocho puntos de su inmediato seguidor, creo que el Barcelona. Él volvió a decir “Jeje”. Y le insistí: ¿por qué te ríes, muchacho?

Entonces me lo explicó, como en secreto. Pero yo lo voy a revelar. Lo que me dijo es que, de una antigua relación de amistad con un gerundense ahora muy famoso, él tuvo la tentación de hacerse “un poco en secreto” del Girona. Ah, acabáramos. Por eso quería que yo viera el partido, por si se producía un milagro.

Tampoco me deja que cuente quién era ese amigo gerundense. Me dijo que era un colega. Indagué más. Debo decir, en honor a la verdad, que no me negó al fin que ese amigo gerundense es el ahora cesado president Carles Puigdemont.

Este Carmelo es un demonio.

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