Nemo llegaba el pasado mes de agosto al palacio presidencial francés para convertirse en la nueva estrella. Emmanuel y Brigitte Macron adoptaron al perro -mestizo de labrador y grifón- de una protectora, que al poco tiempo acaparaba los medios galos con sus apariciones esporádicas.
Ahora, el animal vuelve a ser protagonista. Esta vez, por haber sido pillado in fraganti orinando sobre una dorada chimenea, que data del siglo XVIII, en el despacho Elíseo mientras Macron se encontraba reunido con varios ministros. El fortuito momento fue captado por las cámaras de los canales TF1 y LCI.
Según cuenta el diario Le Parisien, el pipi de Nemo interrumpió el encuentro sobre inversiones que estaba manteniendo el presidente francés con los ministros de Economía y Finanzas, de Cohesión Territorial y de Ecología.
La mayoría de presidentes de la V República francesa han contado con la compañía de un perro labrador, aunque Nemo parece ser especial…
Hemeroteca
Publicidad
Esquelas