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Hoja de ruta para combatir la sequía que asola a La Palma

Los datos de agua embalsada en el sistema hidráulico insular, con hasta once infraestructuras, son los peores del último lustro y están solo al 20% de su capacidad

El Consejo Insular de Aguas prepara una hoja de ruta para intentar afrontar, con medidas específicas a corto y medio plazo, la ausencia de lluvias en La Palma y la capacidad de riego frente a una sequía que, en pleno mes de octubre, continúa manteniendo al sector agrario insular en una situación de incertidumbre de cara a los próximos meses, pero especialmente de cara al próximo verano.

Imagen de uno de los once embalses de la Isla para acumular agua de riego para la agricultura. | DA

Regantes, accionistas del agua acumulada en pozos y galerías, representantes del sector agrario y otros agentes implicados en el sector primario, se sentarán la próxima semana a una mesa de trabajo presidida por el vicepresidente del Cabildo y consejero de Aguas de la institución, José Luis Perestelo, quien avanzó que “el diálogo entre usuarios y titulares del agua permitirá activar como primer mecanismo un principio de solidaridad, ajustando riegos e incluso retrasándolos para garantizar el riego en todas las zonas de cultivo de la Isla”.

Lo harán en un escenario de lluvias poco alentador. Durante lo que resta de semana las posibilidades de que se produzcan precipitaciones oscila entre el 0% y el 25% en todos los municipios palmeros, con la salvedad de este domingo, cuando las probabilidades de lluvia alcanzan un esperanzador 75%.

Los peores datos del último lustro

Según los datos oficiales del Consejo Insular de Aguas, el agua embalsada actualmente, con un 20% de llenado de estas infraestructuras, es la menor registrada en el último lustro. Si bien las cifras de llenado de los once embalses distribuidos por la Isla llegaron a presentar cifras bajas, con un 25% de su capacidad en 2014, todas las demás son superiores, llegando incluso a un 45% de llenado de los embalses tras el verano del año 2015.

Detalló Peresetelo que, en una segunda fase, “se contará con las infraestructuras de pozos desde los que hay prediposición para hacer aportes de agua”, aspecto al que quizás tenga que llegarse  una mediación, con acuerdos previos para evitar el encarecimiento del precio que pague el agricultor, tal y como ha ocurrido en situaciones similares vividas años atrás.

Los agricultores integrados en las organizaciones agrarias ponen el grito en el cielo conscientes de que la escasez de precipitaciones no depende de la acción política. Pese a todo reclaman la terminación de obras como la obra inacaba de la Balsa de Vicario, cuya empresa adjudicataria se encuentra en concurso de acreedores.

Mientras instan al Gobierno de Canarias a resolver la situación de ese proyecto hidráulico y clave para el riego de las medianías de la comarca Oeste de la Isla, adjudicada siete años atrás a la Unión Temporal de Eempresas Corsan-Corviam Construcción S.A. y Luis Romero S.L. con un presupuesto de 9,9 millones de euros y un plazo de ejecución de 27 meses, son conscientes de que se enfrentan a un nuevo escenario marcado por la obligación de someterse a un ahorro de volumen de agua en los riegos y hasta un aumento de los costes económicos en virtud de las más que probables elevaciones desde los 69 pozos existentes en el subsuelo de la Isla.

El agua embalsada es poca y la situación que más preocupa es la de la Laguna de Barlovento, el principal depósito de agua embalsada y con un 16% de reservas. Las demás infraestructuras hidráulicas de la Isla, que en su conjunto alcanzan una media de acumulación de agua del 20%, presentan oscilaciones en cuanto a acumulación de agua por su condición de embalses de regulación, con trasvase de reservas en función de la demanda de zonas concretas.

 

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