después del paréntesis

Verde y vino

Me lo contaron con detalle cuando viví en el norte más norte de Europa. Desde hace tiempo en este continente se acordó que la violencia no forma parte de la política. Por eso un individuo llamado Erik Thorvaldsson fue expulsado de Dinamarca. Se había pasado de rosca por su genio y sus habilidades con la espada. Luego, el vikingo que hoy sería noruego llegó a un témpano helado. Vio, exploró, dedujo que allí podían tener asiento los suyos. Regresó para convencer a su pueblo de la partida. Y como era muy perspicaz, les reveló que había encontrado la “tierra verde”, es decir, Groenlandia. Erik el Rojo afirmó que en Grønland podrían asentarse, crear el paraíso del porvenir a fuer de ellos seguir por el mar cuanto más abajo mejor sojuzgando, machacando y trayendo tesoros a casa. Necesitaban ese refugio, ya digo, porque unos sujetos tales no cabían en Islandia, no eran bienvenidos a Dinamarca, ni se los esperaba en Noruega. Así es que a la necesidad ingenio. Es lo que tenían, y si era lo único que les era permitido ocupar, allí se reproducirían. Me contaron también que el Rojo tuvo un hijo, Leif Erikson llamado. Se perdió en el mar helado cuando navegaba hacia su casa. Llegó esta vez a una tierra más verde que la que encontró su padre. Y como el Rojo fue ingenioso hasta lo sublime y de casta le viene al galgo, Leif aguzó el talento y nombró Vinlandia, “tierra del vino”, a lo que localizó. Con ese presente, los suyos lo seguirían hasta el mismísimo fin del mundo. Así es que Leif Erikson descubrió la Canadá norte y media hacia el Atlántico. América hubo de llamarse así, Vinlandia. El hijo de Erik debió probar que aquello no era un invento, que al otro lado del mundo había una gran roca con la que los de esta parte de acá aún no se habían encontrado. ¿Europa funciona así, por pura casualidad? Sabemos que no, que hoy no somos vikingos todos y hay más turismo en Groenlandia que en Adeje, porque nos consume la racionalidad. Colón “descubrió” eso que dicen “descubrió” (entre comillas) porque en sus barcos cabía el todo, para imponer al único Dios, la única raza, el único rey, el prodigioso papa, la extraordinaria lengua… Funcionamos por universales; así nos conoce la historia. Somos el “viejo mundo” ante lo confirmado, ocupamos la seña sublime de la civilización…
Por eso cuando recordamos a los primitivos, vitales y enérgicos vikingos nos preguntamos, ¿el verde de los prados dónde está, y el vino?

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