la laguna

El 77% de los vecinos ve positivo el cambio de Aguere tras el título de la Unesco

La asociación El Laboratorio está realizando un estudio sobre el proceso de transformación del centro histórico de la ciudad
La peatonalización de las principales calles del casco mejoró el entorno social y económico. Fran Pallero
La peatonalización de las principales calles del casco mejoró el entorno social y económico. Fran Pallero
La peatonalización de las principales calles del casco mejoró el entorno social y económico. Fran Pallero

El 77% de los laguneros considera positivo el proceso de recuperación del centro histórico de la ciudad vivido desde su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, el 4 de diciembre de 1999, cumpliéndose ahora 18 años de este aniversario. Esta es una de las claves que se recogen en el estudio encargado por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias a la asociación cultural El Laboratorio, y que está a punto de concluirse, sobre cómo fue aquel proceso y qué acciones se pusieron en marcha tras la obtención del título.

El estudio revela, además, que los aspectos a los que los laguneros otorgan más importancia, en relación con el conjunto histórico, son la limpieza de la ciudad, el cuidado del patrimonio histórico y sus aspectos urbanísticos y la oferta de cultura en las calles.

Desde 1995

Desde que se comenzó en 1995, por parte del Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Laguna, el proceso que llevaría a la consecución de la declaración del título en 1999, se empezó a fraguar la transformación de la ciudad, explicaron desde la asociación El Laboratorio.

Así, se pusieron en marcha políticas para dar nuevos usos a parte de los edificios históricos existentes en el centro, como, por ejemplo, la transformación del antiguo Hospital de Dolores en biblioteca, la parte histórica de Instituto Cabrera Pinto en sala de arte o la transformación de la Casa Lercaro en Museo de Historia de Tenerife. Además, numerosas casonas abandonadas fueron rehabilitadas para nuevos usos comerciales, gastronómicos y turísticos y centros culturales, etcétera.

Además, añadieron desde la asociación, se planificó la peatonalización de algunas calles, restringiendo en la medida de lo posible la circulación rodada y fomentando el uso de medios de transportes alternativos, como el tranvía, y se planificaron dónde estarían los futuros parkings.

Asimismo, “fue necesario implicar a los comerciantes del centro, inicialmente reticentes a las obras de peatonalización, y fomentar el pequeño comercio típico del lugar para, al mismo tiempo, potenciar desde el punto de vista turístico el atractivo del centro histórico”. Todo esto “generó empleo y eso mejoró también el entorno social y reactivó el tejido económico y cultural de la ciudad”, destacaron desde la asociación.

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