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Cuando Tenerife mostró a Franco su “adhesión” con el monumento de Juan de Ávalos

La efeméride de la muerte del dictador reabre, como cada año, la pervivencia de simbología franquista en Santa Cruz de Tenerife
La escultura de Ávalos fue inaugurada en 1965 por el ministro franquista de Comercio, Faustino García Moncó, quien depositó el olivo, símbolo de la paz. FRAN PALLERO

El próximo lunes, 20 de noviembre, se conmemoran 42 años de la muerte del dictador Francisco Franco. Un tiempo en el que las heridas que la Guerra Civil provocó en España no acaban de cerrarse, en un país en el que el próximo mes de diciembre se cumplirán 10 años de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica. Una ley cuyo cumplimiento apenas ha supuesto el cambio de nombre de ocho calles en Santa Cruz de Tenerife y que deja sin cerrar el gran debate de la memoria histórica en la ciudad y en la Isla: el Monumento a Franco. La escultura que, oficialmente se denomina el Ángel de la Victoria y que creó el escultor Juan de Ávalos, se alza en la confluencia entre las Ramblas de Santa Cruz y la avenida de Anaga, un monumento sobre cuya belleza nadie discute, pero, aún, a estas alturas, sí sobre su representación.

Para unos, solo es una fuente escultórica sin más connotaciones, para otros, no cabe duda de lo que es y exigen que sea retirada o, como mínimo, que se explica a pie de escultura cómo se construyó y en honor a quién se hizo. Y es que, por mucho que haya voces que defienden que no es un homenaje a Franco, la realidad es que sí que lo es y así lo recogió el No-Do en 1965, cuando se hizo eco de su inauguración.

En el vídeo que puede verse en Youtube, se constata cómo la inauguración de tan monumental fuente fue una “adhesión” del pueblo tinerfeño al “jefe del Estado”. Han pasado 52 años desde entonces. El ministro de comercio de la época, Faustino García Moncó, fue el designado por Franco para representarle en la inauguración de la escultura. En las imágenes de No-Do puede verse a decenas de niñas ataviadas con el traje típico de La Orotava, llevando flores en sus brazos para poner a los pies del monumento. En la alocución que acompaña a las imágenes se dice, literalmente que: “100.000 personas llegadas de toda la Isla canaria se concentran en Santa Cruz de Tenerife frente al monumento que conmemora la partida del generalísimo Franco, cuando, capitán general de Canarias, salió de aquí para acaudillar el movimiento nacional”. Sigue el No-Do detallando que “esta obra, original de Ávalos, ha sido costeada entre los tinerfeños por suscripción popular”, cuestación, que como recuerdan voces de la época, se hizo por orden de las autoridades locales que acudían a los domicilios a pedir dinero para la escultura. El “acontecimiento” concluyó con una ofrenda. “El señor García Moncó depositó el olivo como símbolo de paz, otras autoridades el roble de la fortaleza y el laurel de la victoria. Las flores del homenaje fueron ofrecidas por muchachas tinerfeñas. El acto constituyó una cordial prueba de la adhesión de los isleños a la figura de nuestro jefe de Estado”, concluye el locutor.

Para la Asociación de Memoria Histórica de Tenerife no hay duda sobre lo que este monumento representa. Entiende que el conjunto escultórico de Juan de Ávalos es una de las excepciones que recoge la Ley de Memoria Histórica, que, en su artículo 15, detalla que no será aplicable la eliminación de símbolos franquistas cuando “concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por ley”. Sin embargo, defiende a ultranza que se reinterprete explicando qué significa y a quién homenajea.

Reinterpretar pero no destruir porque la ley de memoria histórica lo protege

El monumento está catalogado como bien del patrimonio histórico y artístico de la ciudad, aunque no tiene una protección específica como BIC. Esto hace que los partidarios de su destrucción apoyen que se retire esa catalogación para que se destruya o se retire de la vía pública. El Cabildo ya ha dicho que, si se quiere trasladar, se debe iniciar un proceso de descatalogación, algo que solo puede iniciar el Ayuntamiento, en cambio se defiende que el valor artístico no está en discusión así que solo queda la reinterpretación. En medio, el informe que un abogado a pedido al Consejo Consultivo sobre el monumento n

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