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El jurado declara culpable al asesino de la joven Saray González

El veredicto hecho público en la Audiencia Provincial de Las Palmas establece como probado que Alberto Montesdeoca mató a golpes y con alevosía a su vecina palmera de 27 años
Alberto Montesdeoca, durante su comparecencia ante el Tribunal. | CANARIAS AHORA

El jurado ha declarado a Alberto Montesdeoca culpable del asesinato de la joven palmera de 27 años Saray González, en 2015. Ha sido un proceso “durísimo” para la familia, tal y como explicó en declaraciones a este períodico su portavoz, que expresó “la valentía que han demostrado en momentos tan duros a lo largo de este juicio”.

El jurado no ha tenido en cuenta los atenuantes que presentó la defensa del asesino de Saray, para el que se dictará sentencia en los próximos días. Ni la confesión ni el trastorno mental transitorio han sido admitidos por el tribunal, que aunque no ha reconocido el ensañamiento, sí ha dado un veredito de culpabilidad que era valorado “con satisfacción” por parte del abogado de la acusación, Nacho Pastor.

El veredicto hecho público en la tarde de ayer en la Audiencia provincial de Las Palmas establece como probado que Alberto Montesdeoca mató a golpes a su vecina, puesto que ni siquiera el propio procesado negaba la autoría del crimen, si bien no en los términos que alegaba la defensa.

Durante el juicio, Alberto Montesdeoca pidió perdón a la familia de la fallecida, argumentando que se arrepiente “todos los días” de lo que hizo, y alegando en su descargo que en ese momento “no era él”. Sin embargo, los jurados que han examinado el caso han dictaminado por unanimidad que atacó a Saray González de una forma alevosa (sin posibilidad alguna de que se defendiera), “con la intención de matarla” y en pleno uso de sus facultades mentales.

El juez que ha presidido la vista, Miguel Ángel Parramón, preguntó de hecho en el objeto de veredicto al tribunal si podía considerarse que Alberto Montesdeoca no era dueño de sus actos, porque sus facultades de autocontrol y de comprensión de lo que hacía habían quedado anuladas por el efecto de su “adicción a los videojuegos” y por tener una “personalidad esquizoide”, como sostenía la defensa. Por unanimidad, el Jurado ha negado que fuera así.

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