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Lago de Como, puro ‘glamour’

De Milán a Bellagio, un viaje donde el tiempo se detiene

Por KATY DORTA*

Ir de Milán a Bellagio es un paseo por el tiempo; por la Lombardía más espectacular, mágica e incomparable. Es un recorrido lleno de historia, música, pintura, escultura, arquitectura… con innumerables testimonios de artistas, políticos, reyes, actores, cineastas… que han ido plasmando en sus obras a través de los siglos. Iniciamos el viaje en Milán. Una ciudad bulliciosa y moderna con vestigios de un pasado glorioso, cuya riqueza comienza a vislumbrarse en el siglo XIV con la irrigación de las tierras del Po, del comercio de tejidos, de la acuñación de monedas de oro y de una potente industria de armas. Tras las devastadoras secuelas de la II Guerra Mundial, prácticamente derruida, Milán se volvió a reconstruir gracias a su actividad industrial y comercial, convirtiéndose en el centro de la vida económica y productiva de Italia. En su corazón se encuentra, su catedral gótica o Duomo, hecha de ladrillos y recubierta con mármol de la cantera de Candoglia en blanco con vetas rosadas. Se empezó a construir en 1386 y se terminó en 1965. En ella intervinieron muchos arquitectos, pero el principal fue Leonardo da Vinci.

A tan solo cuarenta kilómetros descubrimos el color azul, el aire puro. Nos adentramos en parajes de belleza inigualable donde el tiempo se detiene y nos damos a la contemplación de una naturaleza sorprendente, de un lago profundo, en forma de Y invertida, de 146 kilómetros de superficie, el lago de Como.

Durante el recorrido por la angosta carretera que nos transporta por el lago, atravesamos varias localidades de cuento, ancladas entre las montañas que las rodean. Resulta complicado elegir en cuál de ellas parar, ya que todas invitan al deleite. ¿Vertiente Comasco o Lecchese? Guiados por la curiosidad de conocer el lugar donde Leonardo da Vinci se inspiró para la creación de La Virgen de las Rocas, hacemos nuestra primera parada en la vertiente Lecchese del lago, en Lecco. El estilo románico está muy difundido y representado en sus edificios. La iglesia de San Pietro al Monte en Civate, del siglo XI, el convento y el santuario de Santa María del Lavello a dos pasos del río Adda, o el castillo de Corenno Plinio forman parte del rico legado artístico de este enclave, junto a la Villa Manzoni, declarada Monumento Nacional en 1940 por el rey Vittorio Emanuelle III.

Desde Lecco seguimos nuestra ruta hacia Varenna, auténtico pueblo que ha sabido conservar su arraigada tradición pesquera. Nos adentramos en sus callejuelas, paseamos por su famosa y romántica “pasarela lago”, desde la que se gozan magníficas vistas. No dejamos de visitar sus dos renombradas villas, Villa Cipresi y Villa Monastero. Ya totalmente prendados por el embrujo del lago decidimos proseguir nuestro trayecto en ferry cruzando hacia Bellagio. El espectáculo es insuperable. Al atardecer, los rayos se funden dorados en un azul profundo, la mezcla de colores nos sorprende tanto como el descubrimiento a lo largo de la travesía de imponentes villas, jardines, pueblos, iglesias, montañas, embarcaderos, envueltos en un halo de misterio. ¿Quién los habitará, qué historias nos podrían contar los muros de esas villas? Todo parece anclado en el tiempo, inamovible, el siglo XIX se quedó congelado en este pedazo de tierra lombarda.

Llegamos a Bellagio, denominada por los italianos como “la perla del Lago”. Ninguna otra joya podría asemejarse mejor a lo que Bellagio representa para quien la visita. Las perlas son armas de seducción para Coco Chanel, amaba sus tonalidades, su resplandor, su extrema sencillez, las perlas captan la luz y dan luminosidad al rostro, así como Bellagio seduce al visitante, resplandece, es de una elegancia exquisita y glamourosa. Villa Serbelloni, Villa Melzi, Villa Giulia, Villa Trotti o Villa Melzi, jardines cuidadosamente mantenidos, el viejo Borgo, donde se suceden las antiguas y sugerentes casas, está rodeado de misteriosos callejones y escaleras adoquinadas en las que se encuentran coloridas tiendas con productos de alta calidad, cafés, restaurantes y el marco incomparable del propio lago hacen de Bellagio el epicentro de subyugante belleza del lago de Como. Icono de lujo y elegancia, el emblemático Grand Hotel Villa Serbelloni, palacete convertido en hotel de 5 estrellas Superlujo Plus, en el que nos alojamos y nos abandonamos al dolce far niente.

“No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase”. Con esta afirmación de Coco Chanel no podríamos definir mejor la esencia del discreto a la vez que elegante y glamouroso lago de Como.

*Miembro de la Federación Internacional de Periodistas de Turismo, FIJET

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