Después de viajar por Milán, San Petersburgo y Praga, la exposición retrospectiva sobre la obra del diseñador palmero Manolo Blahnik, El arte del zapato, acaba de abrir sus puertas en su país de origen, España. El Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid ha sido el lugar elegido para albergar esta muestra que resume el genio creativo del hombre que ha convertido sus afamados stilettos en toda una obra de arte.
Formada por más de 200 zapatos femeninos (todos de la talla 37) y 80 bocetos, la exposición analiza la historia de este complemento femenino, en el que Manolo Blahnik ha volcado toda su capacidad creativa a lo largo de más de 45 años de carrera profesional en el mundo de la moda. Una pasión, que como reza el título de la película dedicada a su vida, El chico que hizo zapatos a los lagartos, ya le venía de pequeño, cuando en los jardines de su vivienda, en Santa Cruz de La Palma, se dedicaba a calzar a los reptiles con los envoltorios de las chocolatinas.
Manolo Blahnik llega así a su tierra de cuna, España, cuya cultura, como ha reconocido en múltiples ocasiones, ha sido fuente de inspiración para muchas de sus creaciones, a pesar de residir en Londres desde 1972. Federico García Lorca, Goya, Zurbarán, Picasso, Miró o el arquitecto Rafael Moneo están entre los referentes artísticos del creador palmero, premio TABURIENTE de DIARIO DE AVISOS.
Pero hay también una vinculación estrecha con la naturaleza en sus creaciones que tiene mucho que ver con su infancia en la Isla Bonita. Un rasgo que queda explícito en el catálogo de la muestra, donde se pone de manifiesto que el origen de este gusto por la naturaleza radica en sus orígenes isleños. “Creció rodeado de un entorno sorprendente y variado, desde los paisajes volcánicos al océano azul característico de las Islas Canarias”. De hecho, destacan que los primeros éxitos de Blahnik “están ligados a la incorporación de las formas naturales en sus zapatos”.
Las influencias geográficas define una de las salas temáticas de las nueve que componen la exposición. La primera de ellas está dedicada a su taller, donde destaca el profundo estudio que ha realizado durante casi medio siglo a los materiales. Allí también están sus fuentes palmeras. “Su pasión por textiles inusuales, encajes finos y bordados elegantes son herencia del gusto de su madre, quien solía encargar sus vestidos a los mejores modistos de Madrid y París”, recuerdan en el catálogo.
El arte y la arquitectura es otro de los aspectos temáticos de la muestra, donde, entre otros motivos, se pone de manifiesto que “la pasión de Manolo Blahnik por las proporciones del pie proviene de sus estudios de las esculturas de los artistas griegos Fidias y Praxíteles”.
Un lugar destacado en la muestra son los once pares de zapatos que Blahnik creó para la película María Antonieta (2006) de Sofía Coppola. Para realizar este trabajo, señalan que se documentó en libros de la famosa reina francesa y estudió de cerca las colecciones de zapatos del siglo XVIII, sobre todo las conservadas en el Museo Carnavalet (París) y en el Museo Victoria & Albert (Londres).
Otra de las salas de la exposición, denominada Gala, reúne sus modelos “más extravagantes, más elaborados y las creaciones más excepcionales”. En este sentido, recuerdan que su carrera despegó a comienzos de los años setenta, donde dominaban los zapatos con pesadas plataformas. “Sin embargo, Blahnik fue en contra de las tendencias predominantes, retornando a los esbeltos tacones”.
La revista Vogue, considerada la Biblia de la moda, tiene un lugar destacado también en la exposición del creador palmero. Fue precisamente la célebre directora de esta revista en Estados Unidos, Diana Vreeland, quien le instó en 1971 a centrar su carrera en el diseño de zapatos para las mujeres y cambió así para siempre su vida.
Destacan en el catálogo de la muestra, que fue a raíz de ese revelador encuentro cuando Blahnik empezó a relacionarse con personajes como Grace Coddington, Helmut Newton o David Bailey. Además, en enero de 1974 , posó junto a Anjelica Huston para la portada de la versión inglesa de Vogue. Manolo Blahnik se convirtió así en el segundo hombre en aparecer en una portada de esta cabecera.
Esta sala muestra una selección de fotografías de los archivos de Condé Nast (editora de la revista Vogue y otras numerosas publicaciones de ámbito internacional), realizadas por algunos de los mejores fotógrafos del mundo, como Helmut Newton o Patrick Demarchelier. Todas ellas recogen la obra de Blahnik y la sitúan en diferentes épocas de la historia de Vogue.
Vogue España es precisamente la encargada de organizar la exposición en Madrid, comisariada por Cristina Carrillo de Albornoz, quien destaca que la muestra “es una apología al artesanado elevado a la categoría de arte, en el contexto de un mundo mecanizado”.
Con motivo de la exposición, Blahnik ha colaborado con Bvlgari en la creación de un diseño exclusivo con sus joyas. Turismo de Canarias también ha patrocinado esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 8 de marzo. Una oportunidad inmejorable para comprobar si Madonna tenía razón cuando dijo que los manolos eran mejor que el sexo.
“Una de las mayores leyendas contemporáneas de la moda”. Así define Vogue España la creación de Manolo Blahnik. Pero hay más: “Mito incontestable, apasionado creador, fantástico narrador, artista extraordinario”. Palabras recogidas en la entrevista publicada por Eugenia de la Torriente en el número de octubre de esta revista para presentar la exposición, que es fruto de una labor de estudio y selección durante dos años de unos 30.000 modelos únicos del diseñador palmero.
Una isla, La Palma, que aspiró a poder entrar en el circuito de esta muestra, aunque finalmente no ha sido posible. Ahora está en diálogo con el autor, a través del Cabildo, para crear un museo de su obra en La Palma. Sería un gran regalo para la tierra en la que nació.
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